27-Anna Francisca Rodas Iglesias

Si hay una forma de tensar la oscuridad que de tantas formas se cierne ante nuestros sentidos, es resignificando con el acto creador de la palabra poética. Del paso por las tinieblas surge el haz luminoso como una metamorfosis, dolorosa, que va dejando evidencias del aire que respiramos y nos cruza como líneas de fuego; allí, la poesía, en el roce cotidiano como presencia absoluta y decidida a verbalizarse. 

No concibo humanidad sin poesía, porque en ella todo cabe, ella lleva el peso de Ser y mostrarnos en el mundo como una forma de rebelarnos ante el olvido. 

Escribo poesía, es mi forma de entregar mis entrañas en una fusión de vida y muerte que me permite nombrar el horror y la belleza en total libertad como acto de esperanza ante la barbarie humana que ha rebasado todo límite.

Anna Francisca Rodas Iglesias

Poeta y escritora nacida en Puerto Mosquito, Cesar, Colombia. Radicada en Medellín, Antioquia desde el año 1993.  Miembro de la Corporación MECA (Escritores y Artistas de Medellín). Escribe, apoya y procura diversas gestiones culturales en el medio literario. Colaboradora para HLC (revista Horizonte Literario Contemporáneo), revista multicultural e independiente de edición rumana que se edita en varios idiomas. Libros publicados: OBSIDIANNA Poemas (Medellín, Colombia, 2010); La soledad de las clepsidras (Poesía. Medellín, Colombia, 2014)

Varios de sus poemas han sido publicados en diversas antologías y memorias nacionales e internacionales. Algunas de ellas: Piedraluna (Medellín, Colombia, 2010); Como verdes guitarras de eucaliptos (Perú, 2011); Ontolírica del viento (Perú, 2012); Poetas en el Equinoccio Día Mundial de la Poesía (Pereira/Dosquebradas, 2011/2013 y 2014); Compilación de trece poetas Colombianas Las mujeres que yo amo(algunas), antologada por José Guillermo Vargas (Editorial Maribelina, Lima, Perú, 2012); Antología Poesía Colombiana del Siglo XX escrita por Mujeres. Tomo 2. Poetas nacidas a partir de 1950. (Apidama Ediciones. Bogotá, abril 2014); Antología Internacional de Mujeres Poetas “Grito de Mujer” (editado por Fundación  Mujeres Poetas Internacional y Biblioteca de las Grandes Naciones. República Dominicana, 2014); Vértice de Encuentros 86 Poetas en los Vientos del Lago Azul (Editorial Maribelina, Perú, 2014). Compiladora del libro: Genealogía de los susurros Poesía 82 voces (gestión cultural que reúne en la edición a poetas de diversos puntos de Colombia y de otros países. Medellín, 2014), Antología Relata 2016, edición auspiciada por el Ministerio de Cultura de la República de Colombia a la Red de Escritura RELATA; Como llama que se eleva, Antología de Mujeres Poetas del Caribe colombiano (Hernán Vargascarreño, antologador. 2017). Antología de Poesía Colombiana siglo XXI. Edición bilingüe: español/francés publicada esta obra en París por la Editorial L’Oreille du Loup (2017).

Entre otras, además en importantes revistas del medio literario. Obtuvo accésit de reconocimiento en el III Concurso Nacional de Poesía Inédita Meira Delmar convocado en el 2008 en Colombia.

Participó como poeta invitada en el 25.° Festival Internacional de Poesía de Medellín (2015). 

Diversas ciudades y puntos de la geografía colombiana, al igual que otros tantos países han contado con su presencia como invitada a diversos encuentros y festivales en torno a la palabra poética.

Algunos libros inéditos reposan entre sus escritos.

Poemas suyos han sido  traducidos al italiano, inglés, al rumano y al francés.  De su poesía dice el poeta peruano Johnny Barbieri: «[…] Su inserción a lo más profundo del ser, parece develar una idealización de la esencia. Mirar así sólo hace que habitemos, de una u otra forma, la poesía más honesta.»

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La palabra que me nombra

Podría llamarme Juana, Salomé, Virginia,
o, simplemente, ser bandera,
ejercicio de otros para sobrevivir al cúmulo de palabras
sin destino.
Una oración frente al árbol y pido perdón
por mi árido vientre,
por el silencio insepulto,
por cada pájaro en las jaulas de un dogma ajeno.

Llanto inútil
esto de ser llovizna
huesos
pueblo
trozo de tierra al que volverá mi vientre
en búsqueda del origen:
La palabra que me nombra

   Podría llamarme Juana,
   Salomé,
   Virginia,
   Antonia
o, ser liturgia de vagabundos
cuyo nombre devoran
las fieras.

 

Podrás decir

No todos los pájaros están preparados para la tormenta

huyen del campanario
antes del amanecer, huyen,
juegan a inscribir el misterio, y mueren
sin una tumba,
sin un nombre
sin el epitafio de los mortales.

Es posible la nada:

los peces en el hueco de las manos
los peces en los nidos
el ocaso prendiéndose alrededor de las carencias
el universo del instinto,
tus ojos,
tus ojos que interrogan el susurro
para llenarme.

Desaprendo los pasos, el ritmo
donde absuelven los cristales gota a gota
la ceguera de la lluvia

para cuando todo falte, ir lejos
… Lejos

Podrás decir que me gustaba el silencio
que no pude detener el vuelo de los peces
ni la precisión de los relojes,
cuando entiendas de renuncias
Podrás decir:
Siente el otoño,
   los pájaros
     los peces,
       han huido

 

Ante el espejo

En relación al tiempo −un cuchillo,
las manos del dolor
una copa (de preferencia fuerte)
algo que despierte el asfalto para quien dejó sus piernas
en un campo de guerra
y bifurque la pesadilla de una tierra extraña.

Un animal al acecho
fuma y repite para que otros desangren la ignorancia.

En relación al hombre −la palabra,
piedra sobre piedra
destello galopante y esquivo de quien ignora
que llegará el verano antes del antes
y olvidará escribirse
incapaz del sentido mientras no se pronuncie.

En relación al fuego −una incendiaria,
para deshabitar el refugio de quien olvida su cansancio;
camuflaje de sí, como de pez expuesto tras el vidrio
para aligerar la visión y silenciarse.

En relación al mundo −las calles,
la nada
su máquina de tiempo
que dibuja otro instante
donde nadie nos necesita.

 

Divagación un día cualquiera

Una última página de insomnios al límite
Hora de infinitas ausencias, las del ocaso

Regreso al tiempo que deambula para alimentar las flores

Otra puerta enciende la ceguera

Leo el silencio
Arrullo en soledad los nidos de pájaros
aprisionados en la historia

Todo se hace infinito y no alcanza
Vengo del instante donde vale una vida

Rescaté a José de la guerra
hoy José aluza y escapa de mi sombra para salvarse

Es mi calle, la calle del árbol que sangra mis raíces 
y es la sombra frente al árbol donde muere la calle
y es el árbol frente a mi ventana para extender pájaros
al interior de mi vientre
y somos calle, sombra, árbol,
y soy una ciudad vacía en esta cárcel de trazos
para habitar la inmensidad de su nombre

No es olvido la ausencia

La obsesión de un pájaro es volar

que se suiciden los poetas,
al final, solo el poema
debe salvarse

 

Todo está escrito en mí

Yo reconozco los signos del desierto,
el dolor de estar sola bajo otra lengua
en una ciudad inexistente.

Yo me reconozco
como profecía escrita a fuerza en la sangre
y amo las palabras que se conjugan (sin saberlo)

Todo está escrito en mí:
Mi naufragio,
mi herida,
el ramo de besos que he negado
y la palabra -Nunca-.

Hoy, tengo frío
y guardo la voz como limosna de nadie
a otra boca sedienta,
y leo libros que no acaban nunca de escribirse
en una ciudad triste donde no me hallo.

Noviembre
transcurre
mientras, recobro el destino de mi idioma
y el derecho a estar tristes
para abrazarnos…