Albeiro Caro Fernández – Coordinador del Programa Territorio, Paz y Desarrollo Corporación Nuevo Arco Iris
Dimensiones y motivaciones de la protesta social
Desde hace años existe una especie de aceptación con respecto a que la sociedad, como la conocemos, se encuentra en transición. Esto se puede observar en los procesos relacionados con el ambiente y la indignación social que crece en todo el mundo, a través de la irrupción de protestas sin precedentes que rebaten la supuesta tesis neoliberal de Francis Fukuyama acerca del final de la historia, a propósito de la caída de la Unión Soviética y el auge del neoliberalismo desde la década del ochenta del siglo pasado.
Pese a los esfuerzos del Gobierno Trump, de Bolsonaro y de sus aliados por negar el cambio climático y de rechazar o neutralizar los Acuerdos Globales encaminados a generar modificaciones significativas en materia de consumo y uso de tecnologías ambientalmente amigables, los hechos demuestran las afectaciones provocadas por la acción humana y el actual modelo de vida: gases de efecto invernadero, tala de bosques, agricultura en gran escala, caza, pesca y minería que generan incrementos de temperatura, escasez de agua, desplazamientos poblacionales, generación de nuevos factores de conflicto social y extinción de especies, lo que se configura en serias amenazas a la vida misma.
La COP 25
Recientemente, en un contexto de amplias movilizaciones sociales y aguda represión policial, el 15 de diciembre de 2019 ha concluido en Madrid la Cumbre del Clima con un acuerdo simbólico que evade el principal reto operacional de responder a la emergencia climática, coherente con las recomendaciones científicas. El artículo 6 de regulación de mercados de carbono ha quedado pospuesto para la cumbre que se realizará en Glasgow, sin que varios países determinantes (como EE. UU., Arabia Saudí, India, Brasil o China e, incluso, Australia) se comprometan realmente frente a las emisiones de gases de efecto invernadero. En medio de los debates, se buscó reducir los Objetivos del Acuerdo de París de 2015 y cuestionar el lenguaje de derechos humanos, que es un mínimo incuestionable en el contexto de la Organización de Naciones Unidas; solamente, se pretendía reconocer en el Plan de Acción de Género, de manera formal, soslayando que cuando se vulneran los derechos humanos se ataca la equidad de género.
Las organizaciones de la sociedad civil, a través de Climate Action Network, como muestra Emergencia Climática (diciembre 15, 2019) han proclamado que “nunca se había visto una desconexión tan grande entre la ciencia y las demandas de la gente con los debates y las propuestas de los gobiernos”. Paradójicamente, la Cumbre ha servido de vitrina a empresas como Endesa y Banco Santander, responsables de degradación climática que, mediante patrocinios han realizado lobbying con políticos y negociadores.
Ante este panorama, las organizaciones ecologistas del mundo, especialmente, de poblaciones rurales e indígenas han proclamado que no tienen otro camino diferente al de las movilizaciones climáticas en 2020, reconociendo que no hay otra alternativa, ya que tampoco hay planeta B. Con el ritmo de emisiones imperante la temperatura ascenderá entre 4 °C y 5 °C a finales de siglo y la meta era reducir este aumento a 2 °C, o mejor a 1,5 °C, como ideal. Cabe destacar que los 28 Estados de la Unión Europea, con excepción de Polonia, acordaron en Bruselas el 12 de diciembre fijarse un objetivo de cero emisiones netas para 2050.
Cabe recordar que la COP25 se realizó en Madrid con presidencia chilena en razón de la renuncia planteada por el presidente Piñera a realizarla en Chile, ante su incapacidad para responder a las demandas sociales expresadas por los ciudadanos mediante amplias movilizaciones en las calles.
De hecho, en la Cumbre Climática, el texto presentado por Chile causó gran molestia entre los activistas, por ser uno de los peores presentados en años de negociaciones sobre clima. Como dijera Jennifer Morgan (diciembre 14, 2019), directora ejecutiva de Greenpeace International: “El enfoque que Chile ha adoptado en este texto muestra cómo ha escuchado a los contaminadores y no a la gente”. Es de anotar, en conclusión, que tampoco el enfoque economicista ni la visión del desarrollo sostenible logran responder a los problemas culturales y estructurales generados por los modelos imperantes de relacionamiento con la naturaleza.
La crisis del neoliberalismo
Cabe resaltar la coincidencia de ser, precisamente, Chile un actor relevante del conflicto de intereses frente a la adaptación al cambio climático; a la vez, el país donde se incubó el neoliberalismo como modelo político, económico y social implantado a fuerza de dictadura. Puesto en marcha como nueva forma de regular las relaciones entre el Estado y la sociedad civil, sus lógicas de privatización e imperio del mercado imprimieron una dinámica de predominio del individualismo, ruptura de los lazos de solidaridad social, crecimiento de la desigualdad, agudización de la competencia y hegemonía del capital financiero erigido en vanguardia de procesos de configuración de cadenas internacionales de suministro, de oligopolios con “licencia” para abusar de posiciones dominantes y para apropiarse de las rentas mediante el control de los servicios públicos, de la creación de los fondos de pensiones y de nuevas formas de contratación laboral que fueron rompiendo la estabilidad, los derechos de los trabajadores y provocaron la emergencia de nuevos actores precarizados, de una especie de nuevo orden social, empleados bajo el imperio de contratos temporales en medio de la revolución informática y de una gran crisis de objetivos del movimiento social, así como del surgimiento de nuevos movimientos: animalistas, ambientalistas, feministas, LGBTI, étnicos y culturales.
En el contexto del auge de los megaproyectos agromineros y de inversión en infraestructura en los años 90 se abrieron las economías al comercio exterior; se incubó la crisis de la deuda externa y cobró auge la implementación del “Consenso de Washington” que implicó la imposición de disciplina fiscal, la disminución del gasto público; reformas fiscales mediante predominio de impuestos indirectos y la reducción de impuestos al capital; operó la liberalización financiera mediante tasas de interés determinadas por el mercado, devaluación de las monedas frente al dólar, la liberalización del comercio eliminando las barreras proteccionistas; se impulsó la apertura a la inversión extranjera, la desregulación para la privatización de empresas públicas y la creación de sistemas contables eficientes con parámetros internacionales. Las élites prometieron que este era el camino del crecimiento económico, cuyos beneficios se “derramarían” desde arriba hasta cubrir a los más pobres; pero, para lograrlo, los trabajadores deberían consentir menores salarios, los ciudadanos aceptar recortes en programas sociales y contribuir en la tributación indirecta.
La crisis de la deuda generó en Suramérica la “década perdida” que llevó a la caída de los regímenes militares, y la bonanza de factores externos permitió el auge de gobiernos progresistas. Durante los primeros años del siglo XXI, se pudo avanzar en una redistribución del ingreso en favor de los sectores más pobres en Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Uruguay y Venezuela.
No obstante, las incidencias del capital internacional y la persistencia de los modelos agromineros mantuvo las limitaciones estructurales de las economías expuestas a las fluctuaciones de los precios y las maniobras del capital internacional, dejando en claro que los gobiernos no han estado en capacidad de controlar los factores estructurales de la política en el subcontinente.
Como afirma Gutiérrez (diciembre 18, 2019), es cuestión de suerte estar en el poder durante la bonanza económica provocada por factores externos. Pero, también se da la fortuna o la desgracia de gobernar durante ciclos adversos, lo que afecta de manera similar a gobernantes de ideologías opuestas. Al respecto, se refiere al texto de Daniela Campello y Cesar Zucco, profesores de la Fundación Getulio Vargas en el libro “The Volatilitiy Curse” o “La Maldición de la Volatilidad”, que en 2020 publicará la editorial de la Universidad de Cambridge, donde plantean que la volatilidad se refiere a la vulnerabilidad provocada por las oscilaciones de los productos primarios, porque concentran las exportaciones y generan crisis estructurales, aunque muchos de los hechos específicos correspondan a las coyunturas locales.
La globalización potenció la capacidad del capital financiero internacional para incidir en el rumbo político de los países. Se estigmatizó el disenso y la divergencia en materia de pensamiento económico y social. Se llegó hasta el colmo de descartar toda posibilidad de crisis. No obstante, 2008 puede considerarse como un punto de inflexión en la dinámica de la globalización y reactivación del nacionalismo económico. Se pretendió desconocer la crisis de 2008 con la quiebra del gigante financiero Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión de Estados Unidos con 158 años de existencia, tras su fracaso en hacer negocios con hipotecas basura y cuya hecatombe le costó a la economía de USA 22 billones de dólares. Fue el comienzo de la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión del año 29, como muestra Delgado (septiembre 15, 2016), que infectó el sistema y se desplegó por el mundo llevando a la crisis de la deuda europea y a la explosión de la burbuja inmobiliaria.
Aparejado a ello, emergen los gobiernos populistas de derecha, las protestas masivas, el movimiento Ocuppy Wall Street, de Indignados contra la avaricia financiera y que propende por la banca pública y por un reparto justo y equitativo de la riqueza. El movimiento de Indignados traspasa fronteras y se propaga por Europa, en Alemania, Bélgica, España, Francia, Grecia e Italia. Trasciende al Medio Oriente con la Primavera Árabe y al Norte de África.
Cuarenta años después de la implantación del modelo neoliberal, como plantea Stiglitz (noviembre 17, 2019), “¿A quién se le ocurre que la contención salarial (para conseguir o mantener competitividad) y la reducción de programas públicos pueden contribuir a una mejora de los niveles de vida? Los ciudadanos sienten que se les vendió humo. Tienen derecho a sentirse estafados”.
Ahora, en las postrimerías del 2019, como afirma Saura (diciembre 01, 2019), el virus de la protesta recorre el mundo. Salta de país en país. Va de regímenes autocráticos a estados fallidos, a democracias consolidadas. Pasa por Argelia, Bolivia, Cataluña, Chile, Colombia, Ecuador, Egipto, Hong Kong, Irak, Irán, Francia, Georgia, Líbano, Haití, Reino Unido… Afirma que los historiadores encuentran precedentes comparables al revolucionario año de 1848 o a los “tumultuosos” años 60 del siglo XX. Refiere a la catedrática en Cambio Social y Conflicto, Jacquelien Van Stekelenburg, de la Universidad de Amsterdam, quien afirma que en 2008 se alcanzó en la OCDE el nivel de protestas de los sesenta y que 2019 es el culmen de una tendencia con una novedad sustancial: es la primera vez que las protestas se producen en todas las regiones y diverso tipo de regímenes políticos. Esto lleva a pensar en la frustración de los ciudadanos con su dirigencia política y en la crisis de la relación con sus Estados y gobiernos. Esta efervescencia social se considera por parte de algunos, como la primera revolución de la era de la globalización: Se expresa en la presión de juventudes sin horizonte, en desequilibrios en la abundancia de personas calificadas sin oportunidades; pero, también, en la crisis de personas mayores sin derechos a pensión o en condiciones precarias, y también en defensa del medio ambiente.
Las dinámicas de protesta van escalando desde temas puntuales, tales como el valor de un tiquete de transporte, como ocurrió en Chile, y van escalando hacia dimensiones sistémicas, tales como la lucha contra la corrupción, la desigualdad social, los derechos humanos y la democracia. En esta dinámica, cabe resaltar la canción chilena “Un violador en tu camino”, perfomance participativa creada por un colectivo feminista de Valparaíso, cuyo impacto recorre el mundo convirtiéndose en un himno internacional por los derechos de las mujeres, hasta el punto de ser interpretado en el parlamento turco, en el Líbano y en infinidad de escenarios de los distintos continentes.
El auge de la protesta social en Colombia
En Colombia, las luchas del movimiento social vienen en un ascenso sin precedentes, con base en el Pliego del Comité de Paro cuya convocatoria fue suscrita por más de cien organizaciones sindicales, estudiantiles, campesinas, indígenas, de negritudes y de mujeres, entre otras, el 4 de octubre de 2019. A pesar de los intentos de neutralizar la protesta mediante estigmatización al adjudicarle móviles urdidos por fuerzas “foráneas”, tales como el régimen venezolano, el Foro de Sao Paulo o los rusos, el 21 de noviembre inició un movimiento que marca un hito histórico en las luchas populares en el país, con expresiones de protesta pacífica en más de cien municipios grandes, medianos y pequeños de las diferentes regiones y cuya continuidad, a pesar de las festividades, se mantiene.
El movimiento ha pasado por jornadas exitosas, tales como las realizadas el 27 de noviembre, el 4 de diciembre, los conciertos musicales con amplia participación de los artistas, los cacerolazos como forma pacífica de resistencia.
La movilización pacífica ha sido respondida por el gobierno mediante aguda represión policial, lo que ha llevado a incorporar dentro del pliego la lucha por el desmonte del ESMAD como factor de violencia policial, máxime con la muerte del estudiante Dilan Cruz, provocada por un capitán del ESMAD el día 25 de noviembre, en medio de una movilización pacífica. A estos hechos luctuosos se suma la importancia de la defensa de los derechos humanos, la defensa de la vida de los líderes sociales, de los indígenas y de los excombatientes de las FARC, cuyas muertes vienen ocurriendo de manera sistemática en el territorio nacional. Así mismo, se integran a los motivos del Paro Nacional las medidas de precarización social contempladas en materia de reforma tributaria, hoy llamada “Ley de Crecimiento Económico” que exime de tributos al gran capital en más de nueve billones de pesos, mientras mantiene y promueve la tributación indirecta y estimula el pago de los sectores populares; la creación del holding financiero encaminado a privatizar entidades financieras del Estado, entre ellas Colpensiones, en el camino de desmontar el régimen de prima media y privatizar el sistema de pensiones, como propuesta del capital financiero. Así mismo, se plantea dentro del pliego la defensa de la educación pública y se exige el cumplimiento de los acuerdos realizados en 2018 con el movimiento estudiantil, al igual que el cumplimiento de los compromisos con el movimiento indígena, tras la minga de comienzos de 2019 que ha costado tantas vidas a las comunidades indígenas.
Finalmente, cabe destacar que el gobierno del Presidente Duque ha buscado eludir por todos los medios la negociación con el Comité de Paro: primero, llamando a una “conversación nacional” genérica, más parecida a un monólogo sobre el plan de desarrollo, dentro de una rendición de cuentas formalista, donde las reuniones pretendieron diluir a las organizaciones convocantes del paro. Segundo, mediante un denominado “diálogo nacional” sin posibilidad de interlocución. Tercero, mediante la creación de una plataforma de internet para radicar iniciativas ciudadanas sin posibilidad de interlocución. Cuarto, mediante reuniones con el Comité de Paro donde se habla de diálogo y no de negociación; pero, se pide que se presenten los 13 puntos del pliego para conversar, mientras que los proyectos de ley y los decretos fluyen a través del parlamento y de las decisiones de gobierno, en todos los campos, incluyendo el fortalecimiento del ESMAD como fuerza de intervención.
En estas dinámicas de conflicto, el mismo Comité de Paro ha sido desbordado por la iniciativa social que muestra diversas expresiones de movilización pacífica, cultural, artística y de resistencia a través de cacerolazos, lo que permite percibir que hacia 2020, en otro contexto de gobernabilidad territorial, cuando se posesionan nuevos alcaldes y gobernadores, donde cambia la correlación de fuerzas, la movilización social tiene oportunidad de diversificarse y de expresarse en distintos escenarios en procesos de cualificación favorable al fortalecimiento de la democracia participativa, a la incidencia política de resistencia y reexistencia con nuevas formas creativas y de cooperación. Es la muestra de un proceso social que se abre un camino sin precedentes en una sociedad que quiere la paz y la convivencia democrática, frente a una fuerza política de gobierno nacional que sigue anclada en los réditos políticos que dejaba el conflicto armado a las élites dominantes, empeñadas en conservar sus privilegios y en esconder su responsabilidad mediante la negación de la verdad y de la historia.
Referencias
López Letón, Sandra. ‘Viejenials’: el gran negocio de disfrutar la vejez. El País. Madrid. Diciembre 15 de 2019. Ver: https://elpais.com/economia/2019/12/13/actualidad/1576232831_768222.html?utm_source=Facebook&ssm=FB_CM&fbclid=IwAR1LZldtUxvEqcCHFqKOI2GFNSGapq5bznXF1EpWrapL-ZQZfk1VxTOVg7M#Echobox=1576397295
Emergencia Climática. El mundo grita emergencia y los gobiernos se tapan los oídos. Ecologistas en Acción. Diciembre 15 de 2109. https://www.ecologistasenaccion.org/129657/?fbclid=IwAR212KMyMsN1sJ8BStjrAeOQDxXGAu2PWyZT53cdTM0xjbVt9uf_du7n5FM
Morgan, Jeniffer. Citada por SOS al planeta: Indignación en la cumbre de la ONU ante la negativa de las principales economías a tomar medidas audaces. Noticias Uruguayas. 14 de diciembre de 2019.
Ver: http://noticiasuruguayas.blogspot.com/
Stiglitz, Joseph. El fin del neoliberalismo y el renacimiento de la historia. El País. Madrid. 17 de noviembre de 2019.
Ver: https://elpais.com/economia/2019/11/13/actualidad/1573640730_606639.html
Delgado, Cristina. 15 de septiembre, El día maldito que nadie quiere recordar en Wall Street. El País. Madrid. 15 de septiembre de 2016.
Ver: https://elpais.com/economia/2016/09/15/actualidad/1473927113_403186.html
Gutiérrez, Estrella. Economía explicaría todo, incluso vuelcos políticos en América del Sur. IPS. Inter Press Service Agencia de Noticias. 18 de diciembre de 2019.
Ver: http://www.ipsnoticias.net/2019/12/economia-explicaria-incluso-vuelcos-politicos-america-del-sur/
Saura, Gemma. El virus de la protesta se extiende por el mundo. La Vanguardia. Barcelona. 01 de diciembre de 2019.