Surge la cátedra “Rafael Uribe Uribe” para la defensa de los derechos humanos
Por iniciativa de la Asociación Sindical de los Profesores de Cátedra de la U. de A., ASPUDEA, presidida por el profesor Ramiro H. Giraldo, tuve el honor de pronunciar unas palabras inaugurales sobre el personaje inspirador y su obra.
No se trata de una organización más defensora de los derechos humanos en general, no. Se trata de una concepción política que percibe el Estado como un instrumento de realización de los derechos humanos, incluidos los económicos, sociales y culturales, concebidos por el general Rafael Uribe Uribe, y expuesto su contenido en la conferencia del Teatro Municipal de Bogotá en 1904, con el título de Socialismo de estado, que definió así:
“El socialismo que defiendo difiere tanto del absolutismo que mata la dignidad humana, como el individualismo que mata la sociedad”.
En aquella ocasión, la espada de la libertad dio paso a la pluma clásica y bien ilustrada de Uribe Uribe, para enfatizar que, si había dejado de ser un revolucionario con las armas, seguía siendo un revolucionario en el campo de las ideas. Entendía que la ignorancia no genera sino destrucción y anarquía, y que cuando una revolución verdadera estalla, es porque está precedida por un movimiento cultural que la hace posible, como sucedió con la Revolución Francesa, y, desde luego, con la Gran Revolución Socialista de Octubre.
Después de la finalización de la Guerra de los Mil Días y en la misma línea trazada en la conferencia de 1904, Uribe Uribe continuó generando documentos políticos de alto contenido social en ensayos eruditos, como Presente y futuro del Partido Liberal, Los problemas nacionales, y, finalmente, en su Discurso que para dar posesión al Presidente José Vicente Concha habría pronunciado un senador Liberal si hubiera sido Presidente del Congreso. Este último ensayo, unido a la rabia por no haber apoyado la candidatura liberal de Nicolás Esguerra, desató en su contra la más enconada campaña de desprestigio por parte de los dueños de los republicanos, dentro de los cuales había miembros del Partido Liberal, al cual había renunciado. De los liberales de entonces decía:
“Cuatro gatos son y, sin embargo, resisten contra la masa casi entera del partido. Son a él lo que es el nacionalismo al país; una minoría ínfima, pero que no suelta el mando”.
La campaña mortífera fue adelantada por jesuitas, antiguos radicales y nacionalistas, hasta culminar con el asesinato a golpes de hacha propinados por dos artesanos, impactados por la propaganda de los autores del desprestigio, que no logró menguar la imagen del más importante personaje de Colombia después del Libertador.
¿Por qué nace la cátedra en la U. de A.? Nadie tan cercano a la educación superior como el personaje que le da nombre a la cátedra. Autor de un proyecto de Estatuto Orgánico de la U. N. cuando era senador de la república; inspirador del nacimiento de la Universidad Libre junto con el general Benjamín Herrera; profesor de seis materias en la Universidad de Antioquia y alumno sobresaliente de la Universidad del Rosario. Y por añadidura, promotor de la autonomía universitaria en Colombia antes del grito rebelde de los estudiantes de Córdoba, Argentina. Y, sin embargo, nadie más silenciado por las universidades públicas que este inmenso pedagogo social. Paradójicamente la U. de A., la más obligada a dar testimonio de su magisterio, fue la más silenciosa. Nunca se nos dijo a los estudiantes que este portento de la ética, del pensamiento y de la acción, había pasado por sus aulas de enseñanza. Se nos escondió como si se tratara de una enfermedad que avergonzara. Ahora entendemos por qué ese silencio: Una facultad de derecho controlada por el partido conservador no quería que se supiera que Rafael Uribe Uribe, el más progresista de los pensadores colombianos, había dictado con suficiencia las cátedras más importantes de la época, entre las cuales estaba la economía política y la ciencia constitucional, y dejado indelebles enseñanzas en la conciencia de quiénes tuvieron la fortuna de ser sus alumnos.
La cátedra se creó con el concurso de los estamentos universitarios, principalmente de los trabajadores de la educación, para promover la realización de los derechos humanos, con énfasis en los de segunda generación, ahora desconocidos por el neoliberalismo.
Aquí, habría que agregar que se trata de una cátedra militante, porque tiene además el propósito de difundir el legado de quien como Uribe Uribe, puede considerarse continuador y complemento del Libertador. Continuador, porque era integracionista y contrario a la doctrina Monroe, de la cual decía: “… esa doctrina es, ni más ni menos, un trust, un monopolio planeado y construido a la genuina manera yanqui.” Complemento, porque era el portador y organizador de unas ideas de progreso social que no pudo tener Bolívar en su época y dado su entorno, de lo cual se jactaba: “… En ideas avanzadas habrá en este país quien me iguale, pero nadie que me sobrepuje…”.
Quienes batallamos por alcanzar la realización de los derechos humanos, principalmente de segunda generación, tenemos delante nuestro a su más connotado precursor en quien pueden mirarse las presentes y futuras generaciones: “El filósofo, síntesis de los valores intelectuales; el héroe, suma de los valores prácticos; el santo, resumen de los valores morales, conviven en él en armonía fecunda y lo erigen en el hombre perfecto de nuestra estirpe”, como lo definió Juan Lozano y Lozano.