Tiene 9 años. Escribe desde los seis. Y antes, a los cinco, escribía unas frases como ésta: “La magia existe, aunque los grandes no crean. Un juego de ajedrez tiene vida. los libros de los druidas cambian de orden, los dragones no son fieros, pero los malditos ladrones no saben que pueden cambiar”.
En el año 2015 ganó el Concurso Pedrito Botero
“Dentro de los 24 cuentos seleccionados y los dos ganadores descubrí una vez más que los adultos que no recuerdan que alguna vez fueron niños jamás podrán escribir historias tan fascinantes, pues solo los niños pueden encontrar lo inverosímil en lo cotidiano, lo chistoso en lo macabro, lo sublime en lo trágico”: Valentina Toro, jurado.
Esta competencia literaria, ya tradicional en Antioquia, es organizada cada año por la Biblioteca Pública Piloto y, como novedad, en esta versión 2015, contó con la integración de la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra para cumplir la misión de leer, evaluar y clasificar los 3.459 cuentos recibidos.
Los cuentos participantes fueron escritos y enviados por niños y niñas con edades entre los 7 y los 13 años y fueron premiados en 2 categorías diferentes: de 7 a 10 años y de 11 a 13 años.
La ganadora de la Categoría 1 fue Abril Mejía Ramírez, con el cuento La bruja de las letras mágicas.
Concurso Nacional de Cuento, 2016. Del Ministerio de Educación y RCN
En el marco del Hay Festival del 2017, el Ministerio de Educación y RCN dieron a conocer los ganadores del Concurso Nacional de Cuento, en su décima edición, 2016, en la que participaron 27.828 propuestas, 3.124 más que el año pasado.
Los 25 estudiantes ganadores, divididos en categorías, según su grado de escolaridad, desde primero de primaria hasta educación superior, escribieron de temas como la responsabilidad con el ecosistema, el paso por la adolescencia, reflexiones sobre el conflicto y conservación del planeta.
Con complacencia les presentamos su cuento:
Francia rosa
Parte I
La sorpresa
Un día me levanté muy alegre. Mis papás me llevarían a Francia. Pero la sorpresa que me llevé cuando llegué. Toda Francia estaba rosa, un color derramado por las sociedades del mundo.
A mí me gusta el rosa, pero no tanto.
‒Qué raro ‒me dije a mí misma‒, ¡esto no me gusta! ¿Qué? ¡No es cierto! ¿También el Sena?
Sólo hay una persona a la que le fascina, le encanta y adora el rosa… La Pantera Rosa, no puedo creer, ¿qué es más importante: un país o un animal creado por Dios?
No sabía qué hacer. ¿Preocuparme? Por la Pantera Rosa o por París ¿Qué pasaría? Y miré arriba y ¡aaah! La Torre Eiffel estaba rosa también.
¡No, no, no puede ser! Mejor me preocupo por las dos cosas, no puede ser verdad, esto es terrible, horrible y espeluznante.
‒Mamá ¿tú sabes por qué Francia esta rosa?
‒No, no ‒largo silencio‒, pues yo no sé decirte eso mi amor, pero a mí también me parece raro.
Yo sabía que algo extraño estaba sucediendo.
Parte II
La pantera
Buscamos un hotel y al ver mi habitación rosa, dije, al menos traje mis pinturas y mis juguetes con ellos le di alegría al cuarto, después pinté los muros, claro, la dueña del hotel me dio permiso, si no me hubiera regañado y odio, detesto, no me gusta que me regañen.
Al terminar de decorar busqué un taxi con mi papá y fuimos al Museo de Louvre. Mamá estaba con migraña, lo que causó que no pudiéramos ir a averiguar dónde estaba la Pantera Rosa, porque somos un equipo de tres.
Parte III
¿Tú eres el sospechoso?
Al día siguiente fuimos a mercar fresas, pescado, carne, moras, dulces, y otras cosas como el pavo de diciembre.
Estábamos fuera de la tienda cuando vimos a la Pantera Rosa, le pregunté si fue ella y ella negó con la cabeza.
La Pantera Rosa, papá y yo fuimos a averiguar quién fue el que pintó a Francia y nada, no encontramos nada.
Parte IV
¿Quién es el sospechoso?
Buscamos en la Torre Eiffel, en la catedral de Notre Dame, en los jardines Elíseos, que tenía todos los árboles rosas y hasta una ardilla, pobrecita ella, tenía el pelo rosa chillón. Entonces caminamos por la orilla del Sena y hasta los peces se veían de ese color. Regresamos al Louvre y la Mona Lisa, parecía decir en italiano “Da Vinci usó pintura mala, no me gusta este color, nunca debí confiar en él. La Venus del Nilo y todos los cuadros estaban pintados de rosa.
Los policías se quejaban, decían: esto no me puede pasar a mí, mi placa está rosa y soy un policía.
La gente gritaba: es culpa de los terroristas. No, es culpa de la pintura rosa que se regó. No, es culpa de los arquitectos que pusieron un efecto rosa. y afuera la gente con pancartas decía: ¡buh al rosa, buh al rosa!
Mientras que los poodles ladraban.
Más lejos en las casas, en las calles y en los hoteles, en todos los lugares se oía a la gente decir: me voy de Francia, no quiero el rosa, me voy, me largo.
Nos cansamos de la pelea y salimos lentamente hacia el hotel, pero allí estaban los turistas igual de enojados, más policías chillando, más pancartas y más poodles, y mi mamá seguía con dolor de cabeza, el peor del mundo. La pantera se fue porque tenía miedo de que la vieran y le echaran la culpa, no quería encontrarse con el inspector ni con Dodo.
Parte V
Disfrazando alimentos
Al otro día fuimos a una tienda que no estaba pigmentada, o sea tuvimos que salir del país. Nos fuimos a un pueblito de Alemania, yo les hablaba en inglés y ellos me entendían un poquito nada más. Compramos papel comestible, colorantes y como era una tienda de cosas para disfrazar comida llevamos esas cosas y antes nos comimos un pescado que no era salmón. Y todo eso porque estábamos cansados de comer cosas de ese color y nos mareaba, teníamos hambre. Volvimos A Francia, al mismo hotel.
Parte VI
En metal rosa
Después de comprar y disfrazar las verduras para que fueran de sus colores reales, nos encontramos otra vez con la pantera rosa. Fuimos los cuatro a la Torre Eiffel.
‒¡Ah! es impresionante, ¡estoy en la… la… la… la Torre Eiffel!
Francia era tan preciosa, estaba impactada, nunca había visto algo tan bonito en mi vida. Lo que más me gustó del país fue esa torre, su metal era brillante, como madera, pero rosa resplandeciente. Yo aún me preguntaba quién era el culpable.
Mi mamá y mi papá no eran detectives y no sabían cómo investigar esta clase de problemas. Me daba miedo subir hasta la punta a ver toda la ciudad desde arriba, no podíamos seguir investigando, Además:
- Mamá se enfermaba muy fácil.
- No quería que llegáramos foquiados al hotel. Si pasaba eso, comeríamos, mi mamá se iría a dormir y veríamos una peli, luego leer y no me quedaría tiempo para jugar.
Parte VII
Vuelven los colores y un final feliz
Mientras bajábamos de la torre vi un pedazo plateado, la pantera y yo nos miramos confundidos, pues al lado el inspector y Dodo estaban pintando ese pedazo de rosa. Nosotros les preguntamos por qué lo hacía.
El inspector apenado por verse descubierto, dijo en español con tono francés:
‒Ou lo sientou, lo que pasa es que queríamos atrapar a la pantera.
Muy enojada les dije:
‒¡No se atrevan!
La pantera se camufló detrás de uno de los postes de la torre.
El inspector arrepentido cogió un frasco de removedor, lo echó en una cubeta y con un vasito empezó a tirarlo a las partes rosadas que se iban desvaneciendo y le dijo a su compañero:
‒Dodo, desconecta el reflector gigante, porque si no ¿qué crees que hagan?
‒No lo sé inspector.
‒Nos van a despedir. Ale, Ale, desconecta el reflector antes de que los policías vengan.
Ellos devolvieron a Francia sus más bellos colores.
El fin.
16 de marzo del 2016.