Nota: Mi comentario, simple y somero, pretende ayudar en la reflexión en un tema actual que inunda la mente de las personas, principalmente de las que no encuentran solución en “el estado actual del arte”, referido a la Medicina y a la Química. El análisis técnico y económico lo podrán extraer del artículo, amplio y abierto en respuestas.
Los vegetales (verduras, hortalizas, frutas, frutos secos, algas, etc.), y algunos elementos inorgánicos, poseen muchas vitaminas, minerales, ácidos grasos poliinsaturados, fibra, etc. Materias primas –que podríamos denominar “principios activos”–, para las diferentes funciones que equilibran la complejidad del cuerpo humano. Cada vegetal puede poseer, cinco, diez, treinta… principios activos aunados entre sus diversas estructuras (frutos, raíces, tallos, hojas).
La comparación que podría establecer, en este momento y de prisa, entre la medicina tradicional y las llamadas alternativas es: la tradicional basa sus resultados en cantidades específicas e independientes (dosis) de cada principio activo; en cambio las otras emplean, a la vez, todos los principios activos que contiene cada vegetal o grupo (“bomba de vegetales”), con dosis recibidas al azar.
Como un ejemplo concreto: Mientras asistía al curso académico de Productos Naturales, y la medicina tradicional no alcanzaba a resolver el desorden estomacal que padecía, utilicé hojas y semillas de llantén con resultados inmediatos y extraordinarios; pero, también, descubrí que, a la vez, estaba ingiriendo otro principio activo que contiene la planta y produce ceguera. De haber seguido tomándolo no podría leer, ahora, lo que acabo de escribir.
Georges René Weinstein – E. en C. ; Q.; I. de A.
‘Medicina solo hay una, el resto es pseudomedicina’
El Tiempo habló con José María Mulet, famoso por sus críticas contra las medicinas alternativas.
“Por lo poco que he leído de Steve Jobs, no creo que fuera una persona con la que me habría ido a tomar unas cervezas. Pero lo que me resulta más desesperanzador no es su carácter, sino su final: le diagnosticaron un tumor maligno pero operable y, pese a haber tenido educación y una fortuna considerable, renunció a la medicina oficial y se trató con zumos de frutas. El tumor fue creciendo y cuando quiso operarse ya era demasiado tarde, por lo que pasó a engrosar la muy abultada y poco publicitada lista de víctimas de las pseudoterapias médicas”.
Así habla José María Mulet, un divulgador español que busca derribar los soportes de la medicina alternativa. Aunque no es médico, este alicantino no es ajeno al trasegar científico: tiene un doctorado en bioquímica y dirige la maestría en biotecnología molecular de la Universidad Politécnica de Valencia.
En su último libro, ‘Medicina sin engaños’, Mulet desmitifica las medicinas alternativas y pone en evidencia algunos engaños, además de mostrar cómo ciertas prácticas constituyen “un mero negocio a costa de la salud y el dinero de quienes acuden a ellas”.
Con un lenguaje directo, que levanta roncha y por el cual ha recibido amenazas, aplica un foco crítico sobre ramas que a veces parecen intocables, como el psicoanálisis y la homeopatía, y se lanza contra las llamadas medicinas naturales.
De paso por Bogotá, habló con EL TIEMPO, respondió todas las preguntas y rebatió las críticas y descalificaciones que se hacen sobre su trabajo.
“No soy médico, pero me gusta mucho escribir sobre ciencia y creo que puedo ayudar a distinguir lo que es medicina de lo que solo es charlatanería”, dice.
¿La medicina tradicional está en crisis?
No. La gente confía en ella. Vaya a cualquier hospital o consulta médica y verá que están llenos. Cada vez hay mejores tratamientos. Males como el sida, que eran sentencias de muerte, ahora son tratables.
¿Qué lleva a las personas a las medicinas alternativas?
Hay un perfil ideológico según el cual hay que comer orgánico, votar a ciertos partidos y estar en contra de la medicina oficial porque está, supuestamente, en manos de las farmacéuticas. Otro perfil se basa en la desesperación: la medicina les ha dicho que su caso no tiene cura, pero han visto en YouTube a un médico que tiene una solución mágica (y cara). Y también hay gente que recurre a la pseudomedicina por ignorancia.
¿Qué diferencias hay entre la medicina tradicional y las demás?
Solo hay una medicina, la que tiene base científica, porque todos sus tratamientos han superado ensayos clínicos controlados y publicados. En cambio, a aquellas prácticas pretendidamente terapéuticas que no han superado ninguna prueba controlada que demuestre su efectividad se les llama pseudomedicina, o medicina alternativa, complementaria o integrativa. La medicina no necesita apellidos. Si le hablan de medicina X, desconfíe.
¿No será que hay una conspiración de la medicina tradicional contra las otras?
No la veo. Ha habido prácticas de las medicinas tradicionales que cuando superan los ensayos se incorporan a la medicina; por ejemplo, la quinina que usaban los nativos del Amazonas se usa contra la malaria. Otras, en cambio, nunca han sido ensayadas o se han ensayado y los resultados han salido negativos.
¿Toda enfermedad se debe tratar con medicamentos?
No. Una enfermedad vírica, como la gripa, no debe tratarse con antibióticos. Para determinadas dolencias lo mejor puede ser el descanso. También existen técnicas basadas en la rehabilitación con fisioterapia. Los medicamentos hay que utilizarlos cuando hace falta, en la dosis que hace falta y el tiempo que haga falta, no como caramelos.
¿Qué opina del psicoanálisis?
El psicólogo H. J. Eysenck dijo de la obra de Freud que lo bueno no era nuevo y lo nuevo no era bueno. Freud era buen escritor pero mal científico, ya que nunca hizo experimentos para demostrar sus ideas. Es difícil rescatar algo de su obra. El problema es que, durante mucho tiempo, el psicoanálisis se ha dado por válido y eso ha frenado el desarrollo de otras ramas de la psiquiatría. Si todo se puede solucionar con un diván, ¿para qué investigar en psicofármacos? Olvidamos que el cerebro es un órgano y a veces los problemas vienen por un fallo molecular o celular y no por traumas de la niñez.
¿Por qué habla de estos temas si no es médico?
Tengo un blog en el que hablo de biotecnología, agricultura y ciencia en general. Cuando escribo sobre pseudomedicina, los artículos despiertan cientos de comentarios. De ahí surgió la posibilidad de escribir un libro. Al no ser médico ni escritor profesional, preservo mi independencia, y puedo decir lo que quiero porque no tengo relación con ningún colegio médico o farmacéutica.
Muchos tratamientos contra el cáncer se salen del método científico, juegan a ensayo y error con medicamentos nuevos…
En casos muy concretos se usan tratamientos experimentales, pero el paciente es consciente de lo que le aplican y del riesgo. Hablamos de casos, normalmente muy graves, donde el paciente no tiene nada que perder. Por ejemplo, cuando tuvimos a una persona con ébola en España se usó un tratamiento experimental, que no funcionó, aunque la paciente se recuperó luego. Pero no es lo normal.
¿Dónde quedan prácticas como el yoga, la relajación y la sanación por respiración?
Son agradables y pueden ayudar, pero no son prácticas terapéuticas ni sirven para curar una enfermedad grave. Yo tenía una tía que cuando le dolía la cabeza rezaba el rosario y le funcionaba. ¿Eso es medicina?
¿Por qué la gente desconfía de la medicina?
Hay veces en que la gente va al médico sin necesidad. El doctor, que suele estar saturado de trabajo, si ve que no tiene nada lo despachará pronto. El paciente se va a sentir decepcionado porque pensará que el médico no le hace caso, pero es que no necesitaba un doctor, sino un amigo.
Si la medicina funciona, ¿por qué existe la pseudomedicina?
La gente encuentra en ella el trato humano que en la medicina oficial no encuentra. En la pseudomedicina muchas veces lo que pagas no es el tratamiento, sino la compañía.
¿Por qué dice que la homeopatía es el azúcar más caro del mundo?
La homeopatía se basa en las ideas que Hahnemann expresó hace 200 años y que nunca han sido demostradas. Se supone que la causa de la enfermedad se va diluyendo hasta que casi no queda nada de ella y luego eso se espolvorea en una pastilla de azúcar, que se vende a precio de oro. ¿Cree que funciona? La próxima vez que vaya al dentista pida anestesia homeopática y luego me cuenta.
¿Toda la medicina oriental es pseudociencia?
La base doctrinal, la famosa energía vital, nunca ha sido demostrada. Esto no quita que fármacos que se utilizaban en medicina tradicional oriental hayan demostrado efectividad y se hayan incorporado a la medicina, como demuestra el último premio Nobel por el descubrimiento de las artemisinas, efectivas contra la malaria. Pero tampoco olvidemos que la mortalidad infantil y la esperanza de vida mejoraron en China e India cuando se introdujo la medicina occidental.
¿Qué opina de las corrientes negacionistas?
Terribles y peligrosas. ¿Decir que el sida no existe? Cuando una ministra en Sudáfrica asumió estas teorías y aplicó un tratamiento basado en plantas, más caro que los antirretrovirales, causó cientos de víctimas. Lo mismo con los que dicen que el cáncer viene de un desequilibrio emocional. Es inmoral culpar al que lo sufre. Además, alguien puede ser muy feliz y sufrir cáncer.
¿Qué opina de los movimientos antivacunas?
Causan un daño atroz. A veces hay gente honesta que está mal informada o a la que le falta espíritu crítico. Otras veces quieren un rendimiento económico con base en demandas que no prosperan, pero mientras tanto les sacan dinero a las familias. El problema es que hay niños que mueren. En España tuvimos el primer caso de difteria en 30 años por culpa de una familia que no vacunó a su hijo y tuvo que enterrarlo a los 6 años. Fue desgarrador oír a la familia decir que se sentía engañada por la gente que les dijo que las vacunas eran malas.
Hay gente que dice que hay demasiadas vacunas…
Los calendarios vacunales pueden diferenciarse de país a país porque las enfermedades no tienen la misma incidencia en todos. Tampoco olvidemos que si un país puede ahorrarse una vacuna, se la ahorra. A veces se retiran vacunas del calendario y luego rebrota la enfermedad, por lo que al final lo barato sale caro.
¿No será pseudociencia una medicina que también está inconclusa?
La medicina, como la mayoría de las ciencias, no está cerrada. Cuando sale un tratamiento mejor se retira el antiguo, pero cuando alguien va al médico debe tener la seguridad de que le van a dar el mejor tratamiento que existe en ese momento. Fíjese en los celulares: ahora tienen cientos de aplicaciones, pero hace diez años solo se podía hablar y enviar SMS. ¿Eran un fraude los antiguos? No, eran fruto de su contexto.
El papel de las farmacéuticas en esta discusión
Parece que tiene una inclinación por las farmacéuticas…
No tengo ninguna relación con ellas. Pienso que cuando alguien hace una cosa mal hay que criticarlo por eso, pero las críticas generales –decir que todo está mal– son injustas y falsas. Por ejemplo, mi padre es diabético y lleva 20 años inyectándose insulina, gracias a lo cual ha podido tener una gran calidad de vida. Si mi abuelo, que también era diabético, hubiera tenido insulina transgénica a su alcance, probablemente habría vivido más años. Obviamente, las farmacéuticas quieren ganar dinero, pero si lo hacen a cambio de un servicio útil y a un precio justo me parece legítimo. También quiere ganar dinero el que me vende el periódico o el celular, y no creo que haya una conspiración ni que sean malvados, porque yo a cambio recibo servicios útiles. Así funciona la economía.
¿Qué les ha criticado a las farmacéuticas?
Han hecho cosas feas, como comprar revistas científicas para que publiquen estudios favorables a sus productos, o hacer ensayos en países pobres sin cumplir normas éticas. Pero no olvidemos que han sido multadas fuertemente por ello.
CARLOS FRANCISCO FERNÁNDEZ
Asesor médico de EL TIEMPO