34 – Luis Eduardo Arango

De los estirados eslabones del resentimiento

Desde mi «Agua» Abril 1 de 2020

Micro narrativa que intenta interpretar, y amplificar, las nociones sociopolíticas del lúcido filósofo alemán Franz Hinkelammert sobre el «resentimiento» social heredado; como también de las narrativas del, no menos ilustre, historiador francés Fustel de Coulanges, en torno a la institución de la esclavitud en la antigua civilización romana:

Entonces, el «opresor» al mirarse ante el espejo de su propia mezquindad, y presa del autorreproche, decide, en un acto más mezquino que su actuar: autoexculparse; desvaneciéndose bajo la grisácea niebla del «resentimiento» la grave carga de tener que oprimir; esto es, legitimándose en su egoísmo -como si fuese una especie de valor absoluto-, frente al «oprimido». Resentimiento que procura instalar en la sique de éste [el oprimido], quien en un acto, dizque de “decencia” inusitada – trastocando sus ideales éticos y sus proyecciones socioeconómicas o de movilidad social, y por sobre todo, negando su esencia ontonómica: su Libertad-Responsabilidad y por ende su Dignidad- decide esquivar su posición original de posibilidad, por considerar que cualquier asomo tendiente a reivindicar sus legítimos y auténticos «derechos» [deberes], que le vienen siendo negados, fuese visto como un pecaminoso acto de «envidia»; trasladando ese mismo «resentimiento» hacia los demás congéneres de su clase; y en la misma medida, lacerándose también a sí mismo. Actitud propia de quien decide la auto imposición -se pide dispensa por la muy posible exagerada comparación-, de una especie de «capitis deminutio» [disminución de la capacidad] figura jurídico-política que, en sus varias modalidades, era moneda común en la Roma antigua, dirigida hacia aquellas personas que según sus circunstancias 2 personales y en rigor de la ley les eran  recortados sus derechos [deberes]. Sin duda, estas auto imposiciones de sometimiento irrestricto encuadran perfectamente en lo que se conoce como la «fuga mundi»: una salida enajenada como emancipación de la realidad.

Cristal: Ya, tal vez, ni siquiera las «redenciones» sean suficientes, mientras mantengamos una mirada bizca (dualista) sobre nuestros fríos y dispersos «fragmentos» sociales, no pocas veces disimulada y llevada a lomo de vagas frases motivacionales carentes de sentido, vacuas y superficiales, llenas de atajos y de caminos rápidos: visión miope (monista), que obnubilan esa mirada total hacia la novedad radical (de corte panikkariana, que supone la superación de querer entender la realidad por división), esa aspiración hacia una Metanoia, reorientando nuestra visión total, enraizada en el fenómeno cotidiano, histórico y material, como anticipación de esa posición original de posibilidad, libertad y responsabilidad, dignidad y decencia para con el «Otro», para «consigo mismo», y para con nuestro «ecosistema Tierra».

Imagen de copas. Tomada de: https://www.google.com/search?q=dos+copas+quebradas&tbm=isch&ved=2ahUKEwjR0-Wir8PoAhVeQDABHcAvCLAQ2-cCegQIABAA&oq=dos+copas+quebradas&gs_lcp=CgNpbWcQA1DJ-AFY9Y8CYOuQAmgCcAB4AIABhASIAewOkgELMC43LjAuMS4wLjGYAQCgAQGqAQtnd3Mtd2l6LWltZw&sclient=img&ei=D4OCXpGQN96AwbkPwN-ggAs&bih=608&biw=1366 

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