Una vacuna china aviva la esperanza
El mismo día en que el presidente Donald Trump recomendaba inyectarse detergentes para protegerse del contagio del coronavirus –una receta considerada por los científicos como una incitación al suicidio–, la empresa china Sinovac Biotech anunció que había probado con éxito una vacuna experimental contra el covid-19 aplicando una versión inactivada del virus en los pulmones de un grupo de ocho monos macacos.
La noticia fue publicada por investigadores de Sinovac en un artículo aparecido el 19 de abril en bioRxiv, una plataforma web sin fines de lucro que permite a los científicos compartir sus trabajos antes de que sean publicados en una revista, para promover la discusión de sus hallazgos provisionales entre los colegas. La plataforma se ha convertido en una de las herramientas más poderosas en la lucha contra la expansión del virus.
El exitoso experimento fue confirmado por la revista Science el 24 abril. “Por primera vez, una de las muchas vacunas covid-19 en desarrollo ha protegido a un animal, el macacos Rhesus, de la infección por el nuevo coronavirus. La vacuna, una formulación antigua que consiste en una versión químicamente inactivada del virus, no produjo efectos secundarios observables en los monos” informó la revista.
Según un artículo de Jon Cohen, redactor de Science, investigadores de Sinovac Biotech –un gigante farmacéutico de biotecnología de Beijing, que ha producido con éxito vacunas contra la hepatitis B, la gripe H5N1 y otras enfermedades de origen viral– suministraron dos dosis diferentes de su vacuna covid-19 a ocho monos macacos Rhesus. Tres semanas después, los científicos introdujeron el SARS-CoV-2, el virus que causa la enfermedad, en los pulmones de los monos, a través de tubos insertados en sus tráqueas, y ninguno desarrolló una infección. Los monos que recibieron la dosis más alta de la vacuna tuvieron la mejor respuesta: siete días después de que los animales recibieron el virus, los investigadores no pudieron detectarlo en la faringe o los pulmones de ninguno de ellos. Otros cuatro monos, que también recibieron la misma vacuna pero en dosis menores, tenían una mayor carga viral en el organismo, pero también lograron resistir la enfermedad.
En los experimentos, los investigadores de Sinovac mezclaron anticuerpos tomados de monos, ratas y ratones previamente vacunados con cepas del virus aislado de pacientes infectados en China, Italia, Suiza, España y el Reino Unido. Los anticuerpos producidos por los monos neutralizaron todas las cepas.
Sinovac ya empezó los ensayos clínicos de fase I en la provincia de Jiangsu para evaluar la seguridad y las respuestas inmunes en humanos, con la ayuda de 144 voluntarios.
Aunque todavía es muy pronto para anunciar el éxito en la obtención de una vacuna contra el covid-19, el anuncio de Sinovac ha sido recibido con entusiasmo por los científicos.
“Me gusta”, dijo Florian Krammer, virólogo de la Escuela de Medicina de Mount Sinai, uno de los expertos de Estados Unidos encargado por el gobierno de supervisar el desarrollo de las vacunas contra el covid-19. “Esta es la vieja escuela pero podría funcionar. Lo que más me gusta es que muchos productores de vacunas, en países de ingresos bajos y medios, podrían fabricarla”.
La expresión “la vieja escuela” se refiere a los cuatro únicos proyectos de vacuna –de 77 que están en desarrollo– que usan la tecnología antigua de los virus químicamente inactivados. Los demás utilizan herramientas modernas de ingeniería genética.
“Los resultados nos dan mucha confianza de que esta vacuna experimental funcionará en humanos”, dijo Meng Weining, investigador principal del grupo de Sinovac. “Lo que finalmente importa es si una vacuna es segura y efectiva, no cómo se fabrica. No nos estamos comparando con nadie. En esta situación de pandemia, lo más importante es fabricar una vacuna lo antes posible, no importa qué tipo de vacuna sea”.