33 – Miguel Ángel Morales Mejía

(Medellín, 1975) Maestro en Artes Plásticas, pintor y aprendiz de poeta. A la edad de trece años realiza sus primeras acuarelas y carboncillos, teniendo como modelo la naturaleza. Fue alumno de la maestra y crítica de arte de origen vasco, Libe de zulategi. Asimismo, publicó sus primeras ilustraciones en El Dominical del periódico El Colombiano, en 1995.

Ha expuesto individual y colectivamente en Colombia y el exterior. Su obra plástica ha sido premiada en El Salón de Artes Plásticas de Comfenalco Antioquia, en 2004,  Salón de Empresarios en el Arte de la Cámara de Comercio de Medellín, en 2005, entre otros premios. Asimismo ha participado en diversos festivales de poesía como El séptimo Festival Alternativo de Poesía de Medellín, el Segundo Encuentro Internacional de Poetas al Viento y el XVIII y XIX Encuentro de Poetas de Comfenalco Antioquia.

Escritos suyos han sido incluidos en antologías del Encuentro de Poetas de Comfenalco, Poetas al Viento y en la revista de creación poética La Bisagra.

Ahora se suma este galardón literario y la publicación del libro: El libro de las evocaciones, Bogotá, 2019.

Editorial ITA
ISBN: 978-1673-608-861

Un poema

A la vida, al amor, en todas sus formas, 
caminos y ocasos,
a todas las antiguas ciudades del mundo,
a la  espléndida mañana,
a la mágica  noche de los trópicos,
a la santidad del árbol y del pájaro,
a la inminente extinción de la ballena azul…
Para que perviva en ti, en mí,
la palabra de los bosques, del viento, del agua…
de todas las voces que celebran la vida.

Vanakanaitú
I

Voy tras de ti,  por una tierra inmemorial.
Te busco entre sus nubes y vastas costas, 
entre sus guijarros  y rosas de fuego.
No hay tregua ni sosiego para mi viajero corazón
que no te palpa ya en la estrellada noche,
que no te halla más como cálida sombra y  trigo
por esta tierra de prodigios. 
II

Mujer, ¿qué pródigo y terrible dios
pudo descorrer el velo de los siglos
para despertarte  y hacerte caminar otra vez
por estas viejas cordilleras?

Armonía

Me alejo de la sórdida civilización
para entrar en mi verdadera casa.
Poco a poco el miedo se disipa,
y mi cuerpo y espíritu se sosiegan 
atravesados por frescas corrientes
de aire limpio. 

Ya no escucho la risa estrepitosa
de los necios.
A vuelo de pájaro diviso
el vivo paisaje de la tarde. 
Medito con los ojos y oídos,
y una cósmica alegría se posa 
en mis pensamientos.
Estoy entrando en la unidad amorosa.

Estampa

Ver fluctuar nuestros cuerpos
enamorados
en la callada noche,
despertar juntos, con el alba,
tras el misterio y festejos
del amor.
Caminar por un bosque
de bambúes,
volver a palparnos
como la primera vez.

Crear, caminar, amar…
Y en mi ilimitada entrega quiere
la vida en mí su plenitud imbuir”.
                      Ernst María Stadler
 

Abandonarnos íntegros
en la más recóndita orilla del amor,
tocar entre sus cálidas venas
una flauta de hueso,
soñar, despertarnos en su corazón,
ver la fabulosa  criatura
que merodea en sus dominios.
Flotar, teñirnos del azul 
de una tierra incógnita,
zambullirnos en su selva de latidos.
Vagabundear, corretear por la vida,
llenándonos  los ojos de atardeceres. 
Sí, crear, caminar y amar
entre la vigilia y el sueño, 
bajo enmarañadas raíces y nubes rojas.
Ser río y fronda,  tibia ceniza de la tierra,
una humilde  veleta  al impetuoso viento
de los tiempos.

Tres imágenes para el fin de los tiempos

Después vi otro monstruo,
       que subía de la tierra.
            Apocalipsis  13,11

El miedo ha invadido
las estancias y los cuerpos.
Malos augurios vuelan
sobre la tierra inerme.

II
Un silbo azul resuena
por el bosque en cenizas,
y el alma enmudece
toda coronada de espinas.

III 
Ha vencido al fin la muerte.
Todo es pesadumbre
en derredor; nada queda,
ni un mínimo cielo 
para nuestros ojos.

Liberador de pajaros*

Bajo la sombra tupida 
de un olmo,
un pintor de pulcro y taciturno  perfil,
observa y dibuja plácidamente.
Leonardo da Vinci,
liberador de pájaros.

* Cuentan los contemporáneos del  gran maestro

italiano, que éste solía comprar pájaros en las plazas

de mercado para echarlos a volar.

Solo  la poesía…

                              In memoriam

Rafael Ortiz Arango

La Poesía, pan milenario del mundo,
grito silencioso a las puertas del cielo,
ronda por la noche con su  ángel de limo.
Siéntela subir  la escalera de tu cuarto,
Invadir  tus sueños.
Medítalo, oh, solitario: sólo la poesía,
la que esperas en las noches de vigilia,
sobrevive a los hombres, a su vanidad y olvido.

Ver, dibujar tu sonrisa y figura…

Gritar de júbilo al mundo,
al cielo rencoroso
porque estamos juntos;
ocultarnos en el albergue
de la noche,
entre las líneas de este poema.
Ver, dibujar tu sonrisa y figura,
escribir en tu piel
una canción al infinito,
al amor y su fugacidad.

Nocturno
  La noche entra lentamente
en mi taller.
Y una imagen fraguada
entre el delirio y el desasosiego
ha vuelto de otros días.

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