Libro de cuentos, crónicas, poemas…
Oscar Machado Jaramillo nació en Medellín en 1944. Cursó estudios de zootecnia en la Universidad Nacional de Colombia, formulación y evaluación de proyectos con la OEA – CETREDE y un diplomado sobre la Cuenca del Pacífico, con énfasis en China de la U. de A.
En su vida profesional trabajó en el departamento de Antioquia como asistente de la dirección técnica de la Secretaría de Agricultura y como asesor del gobernador para el desarrollo agrario. En su desempeño docente tuvo la categoría de titular en la facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Antioquia de la cual fue su decano entre 1989 y 1992 y la representó en eventos realizados por la FAO en varios países de Latinoamérica y como conferencista en el curso de “Nutrición y Salud” de la Universidad de Granada (España). Entre los años 1995 y 1998 se desempeñó en el cargo de Director de Gerencias Sociales del Municipio de Medellín y en el campo empresarial actuó como consultor de la compañía productora y comercializadora de cítricos “CI Agrícolas Unidas S.A” entre los años 2003 a 2007.
En su paso por la Gerencia Social participó en el proyecto de investigación de la CEPAL “Gestión de programas sociales en América Latina” y fue coautor del documento que de allí se generó con el título “análisis de casos. Vol lll. El Programa de Restaurantes Escolares Comunitarios de Medellín. Colombia.” (Santiago de Chile. 2001) e igualmente fue copartícipe de dos publicaciones sobre la temática propia de su dirección, una sobre políticas públicas y la otra sobre la gerencia a su cargo, editadas por el Municipio de Medellín.
Entre sus publicaciones de carácter técnico están “Valor nutricional de los alimentos. Elementos de evaluación y factores de calidad.” (UdeA. Medellín: 1997) y “Propuestas para el Desarrollo Rural” (Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid. Medellín. 2001).
En el campo literario, editó un libro de poemas en el 2005 con el título “Herencia” y entre 1998 y 1999 fue columnista del periódico el Mundo de Medellín, en temas sociales y agrarios.
Cuentos relatos confidencias (cuentos, leyendas, crónicas, relatos, poemas)
Primera parte
Cuentos y leyendas
La sexta extinción
- Oye tú…sí, tú, Juanita. Mira para abajo. No te asustes, a ti te estoy hablando.
- ¿Quién me llama?
- Te hablo yo. El suelo donde estás parada.
- No me creas tonta. La tierra no habla.
- Pues, aunque no lo creas, yo si hablo. Ya lo ves, te estoy hablando a ti. En verdad yo siempre he hablado, lo que pasa es que hace tiempo no lo hago con los humanos. Solo converso con las plantas y los animales. Hoy he decidido romper mi silencio y te he escogido para hacerlo.
- No me sigas engañando. Yo creo que eres alguien que me quiere jugar una broma. Espera…voy a abrir un hueco allí donde parece que sale tu voz y, seguro, voy a encontrarme con un micrófono enterrado. En verdad no reconozco tu voz, porque no tengo conocidos que hablen como tú pero, ya lo verás, voy a descubrirte pronto.
Juanita tomó una pala y empezó a abrir huecos a su alrededor sin hallar alambres ni aparato alguno. Solo encuentra tierra, piedras y una lata oxidada que perteneció a un empaque de sardinas. Sudorosa y dubitativa se incorpora y se apoya en su herramienta.
- Deja ya de hacer esfuerzos Juanita. – dijo el suelo – guarda esa pala y confía en mí. Entiendo tu incredulidad y por eso insistiré en demostrarte que yo sí hablo, que he hablado siempre y que inclusive lo hice antes con tus congéneres. Bueno, quiero que sepas que ahora he decidido volver a hacerlo y tú eres la primera persona en cientos de años en escucharme.
- Está bien. Si eso es cierto, gracias por escogerme, pero dime cómo debo llamarte y demuéstrame que hablas con plantas y animales.
- Llámame simplemente Tierra o Suelo… Tal vez me gusta más que me llames Tierra. Ese nombre se ajusta más a mi condición maternal y a mi verdadera forma de dar vida y realidad a todo lo existente en este planeta. En cuanto a demostrarte que hablo con las plantas y animales, es fácil. Te cuento que con los vegetales a veces hablo calmadamente, otras discuto y hasta llego a enojarme cuando siento que no actúan correctamente.
- ¿Y, cómo es eso que a veces discutes con las plantas?
- ¿No has visto que frecuentemente los árboles y aun las plantas más pequeñas mueven vigorosamente sus ramas y hojas, (como manoteando), gesticulan, se doblan y luego se calman? La gente dice que el viento es el responsable pero realmente es todo lo contrario. El movimiento enérgico de las plantas enojadas produce fuertes corrientes de aire y crea los vientos. La mayoría de veces que me disgusto con ellas y discutimos es porque las plantas también tienen conflictos, por espacio, nutrición o riego, y yo debo intervenir para que no se pierda el equilibrio y se hagan daño.
- Perdóname que insista y, no te enojes conmigo si me equivoco, pero yo aún creo que tú eres alguien que quiere hacerme una broma. Voy a hacerte otra prueba y si la superas te creeré.
Cuando terminó de hablar Juanita salió corriendo unos cien metros, antes de detenerse al lado de un árbol de guayacán amarillo en florescencia, y desde allí llamó a Tierra:
- Ahora sí, Tierra, si realmente conversas sigue hablando… ¿En qué estábamos?
Silencio… Nadie respondió las palabras de Juanita. Unos segundos después ella toma la decisión de abandonar el lugar al pensar que, en efecto, todo había sido un truco. Un buen truco sin duda, pero solo un truco. Al darse vuelta y comenzar a andar oye a sus espaldas la voz de tierra que le dice:
- ¿Para dónde vas, Santo Tomás? ¡Incrédula! Te aclaro que no te contesté cuando hablaste porque yo primero observo con calma tus reacciones. Yo no tengo los afanes que siempre tienen los humanos corriendo siempre para llegar rápido a ninguna parte. En mis inicios yo también corría mucho, pero eso solo sirvió para desatar enormes cataclismos y desastres, hasta que me convencí de que hay que tomar las cosas con calma, con mucha calma.
- Bueno Tierra: tengo que aceptar que en realidad hablas, pero no parece que siempre dices la verdad. Por ejemplo, no creo que ya no te aceleres, porque no me negarás que a veces tu mal genio causa catástrofes enormes y pareciera que poco te importa. Te quedas como si nada hubiera sucedido.
- Está bien, debo admitir que a veces me ofusco. Yo también tengo un límite para soportar maltratos.
- ¡Ah¡ ¿Entonces sí estoy en lo correcto al afirmar que los temblores, terremotos o derrumbes son expresiones de tu mal humor?
- Claro, – afirmó Tierra – sin embargo, no es cierto que no me importen sus consecuencias. Inclusive en esas ocasiones siento mucho pesar de encontrar a las poblaciones desprevenidas y trato de advertirlas, con ronquidos y crujidos previos, pero generalmente la gente no los atiende o no los sabe interpretar. Aprovecho para contarte que estos eventos son un ejemplo claro de que yo converso con los animales. Observa cómo en esas ocasiones las aves emigran, los perros se inquietan y ladran, los gatos maúllan, las vacas mugen con más frecuencia que lo habitual y las fieras se escapan de los lugares de peligro, antes de que estos sucesos aparezcan. Lógicamente, eso suele suceder porque yo los he informado previamente de su ocurrencia.
- Tú me dices unas cosas que me convencen pero…¿desde cuándo comenzó tu relación con los seres del reino animal y vegetal?
- Pues, desde siempre Juanita. ¿Si yo no existiera quién haría que las plantas crezcan, que florezcan, que den frutos? Y si yo no existiera ¿dónde vivirían las lombrices, los cucarrones, las especies de bacterias y hongos que producen alimentos para esas plantas… y los hombres y las demás especies? Bueno, pero lo que interesa ahora es que entiendas que para cumplir mi misión es necesario tener una buena comunicación con todos los seres, y así ha sido siempre… menos con las personas como te dije antes.
Luego de una pausa Tierra continuó diciendo:
- Antes sí me comunicaba con muchos pueblos, por ejemplo, con los antiguos griegos y muchas etnias aborígenes. Los primeros me llamaron Gea o Gaia que igual que Pachamama, como aun me denominan los otros, quiere decir madre tierra, lo cual efectivamente corresponde a mi real condición y naturaleza.
- Ya debo irme Tierra. – dijo Juanita – Quiero pedirte un favor: ¿Me dejas que mañana venga con algunos amigos?
Mmmm… Me preocupa que no sean como tú, razonadores, investigadores y especialmente amantes de la naturaleza.
- Yo los conozco y sé que, además de eso, son líderes, estudiosos y obedientes.
- Bueno, si tú me lo dices, puedes traerlos. Solo diles que a nadie pueden contar de lo que hablemos hasta que se los permita.
- Gracias Tierra, te prometo que así será. Mañana vendremos.
De paso para su casa Juanita reunió a Tomás, Pablo, Emilia, Tobías y Antonio y les contó su conversación con Tierra y ellos, ansiosos e incrédulos, esperaron la llegada de tan extraña invitación.
El primero de los encuentros de Juanita y sus compañeros con Tierra sucedió a eso de las cuatro de la tarde del día siguiente. Estos últimos iban expectantes y temerosos de conversar con alguien que no veían; algo que se les antojaba como una experiencia similar a conversar con un fantasma.
Al llegar al lugar escogido para reunirse, que resultó ser un pequeño bosque, un lugar solitario y lejos de las personas, como lo exigía el encuentro, Tierra se apresuró a saludarlos y darles la bienvenida y les insistió en la necesidad de guardar silencio de lo que allí hablaran.
Pasada la primera impresión, convencidos de que Juanita les había dicho la verdad, comenzaron el interrogatorio sobre las muchas inquietudes que tenían, hablando todos a la vez, por lo cual intervino Tierra pidiendo a Juanita que actuara de moderadora y diera la palabra ordenadamente a sus compañeros, asegurando que a todos contestaría sus interrogantes.
- Bien, a ver tú Tobías – ordenó Juanita.
- Tierra, gracias por recibirnos, – dijo Tobías – Yo sé que tú guardas muchos tesoros en tus entrañas y desde los tiempos antiguos has permitido que los hombres los utilicen para sus propósitos. Dime, ¿por qué muchas veces parece que sufres, cuando algunos los aprovechan?
- Muy buena pregunta Tobías – contestó Tierra. – Les cuento que al igual que todas las madres, mi razón de ser ha sido alimentar a mis hijos con mi sangre, con mi leche y, a veces, con mi propio cuerpo. Y lo hago con mucho amor. Sin embargo, algunos hombres, (nunca las otras especies), movidos por la ambición y otros mezquinos intereses arrasan los bosques y me torturan para robar mis pertenencias, causándome enormes cicatrices en la piel. En muchas ocasiones, no contentos con semejantes daños también envenenan los ríos, que son mi sangre, con sustancias que debieran ser usadas para otros propósitos como ocurre con el mercurio. Ustedes saben de esos enormes daños que me hacen ¿verdad? – concluyó con un profundo suspiro.
- Si, tienes razón – dijo Juanita – Ahora es tu turno Antonio. ¿Qué quieres preguntar?
Antonio, que había puesto mucha atención a las palabras de Tierra quiso conocer cuál era su relación con el agua y le preguntó:
- ¿Cuéntanos como es tu relación con el océano y. los mares?
- Bueno Antonio, les resumiré esta parte de mi historia. Al principio de los tiempos, cuando aún mi nombre era Gea, yo estaba sola, completamente sola. Un día que me encontraba un poco aburrida, sin intervención de nadie, (porque nadie había), di vida al cielo estrellado y lo llamé Urano y lo mismo hice con su hermano, el dios de los mares, y a este lo denominé Ponto. Tiempo después de estos acontecimientos engendré (en compañía de Urano) a Océano quien fue padre de unas ninfas llamadas Oceánides, íntimamente relacionadas con el tema que me preguntas. Finalmente, otro de mis nietos llamado Poseidón, fue el dios de las aguas y de las tormentas. Observen que el océano, los mares y en general todas las aguas hacen parte de mí desde siempre.
Luego de finalizar su explicación afirmó:
- A propósito del tema, estoy sumamente preocupada con la salud actual de todos los mares.
- Por qué lo dices ¿qué mal los aqueja? – Preguntó
- En verdad son muchos males. – respondió Tierra – Todos son muy graves y los afectan de diferente manera. Miremos unas pocas de sus dolencias… Ustedes saben de la enorme contaminación de ríos y mares con millones de toneladas de plásticos y desechos biodegradables y no biodegradables que a ellos llegan, cambiando sus condiciones naturales y matando, de diferentes maneras, las especies vivientes que los habitan. ¡Qué triste es ver, por ejemplo, las tortugas atragantadas al consumir bolsas plásticas a cambio de las medusas que les sirven de alimento! y, ¿qué opinan de los pelícanos moribundos, cubiertos del petróleo que contamina las aguas y las costas, por culpa de acciones terroristas o por errores y accidentes de quienes lo extraen y/o comercializan?. Si a lo anterior le sumamos la absurda e irracional pesca de todas las especies marinas comprenderán lo que les afirmo.
Luego de una breve pausa, continuó:
- También hay otro tipo de daños que afectan significativamente las aguas en todas sus manifestaciones y también a los continentes. Me refiero a las variaciones atmosféricas producidas por los llamados Gases de Efecto Invernadero (GEI).
– ¿De qué gases hablas? – preguntó Juanita.
- Hablo de unos compuestos volátiles, responsables en gran medida del calentamiento global y del cambio climático y que corresponden especialmente al Dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4), el óxido nitroso, (N2O), el vapor de agua y el Ozono (O3).
– ¿Y qué daños causan? – Preguntó Tomás.
- Tomás. Ellos son causantes de grandes variaciones en los patrones meteorológicos de lluvias, temperatura, radiación y vientos que conllevan al deshielo acelerado de los polos y de los glaciares y a cambios drásticos en los arrecifes de corales. Son, además, causantes del aumento y la fortaleza de los huracanes y también de la variación de ciclos atmosféricos como los llamados del “Niño y la Niña” que afectan las cosechas y causan grandes tragedias humanas.
- Bueno, muchachos, por hoy hemos terminado. Estoy muy cansada y creo que ustedes también. Por ahora solo quería contarles algunos de los males que me afectan, sin entrar en detalles. – concluyo Tierra
- Claro, ya se hizo tarde y todos tenemos que hacer las tareas para el colegio. – dijo Juanita – Hasta mañana Tierra. ¿Nos encontramos aquí nuevamente? – Preguntó.
- Hasta mañana, amigos. Yo creo que este punto de encuentro fue bien escogido. ¡Ojo! No olviden nuestro compromiso, – recalcó.
De camino a casa, Juanita y los niños se fueron discutiendo lo conversado, preocupados de los comentarios de Tierra pero orgullosos de ser sus confidentes y a la vez, seguros de que algún interés secreto había en su escogencia para ser los primeros y, posiblemente, únicos representantes de los humanos en escucharla.
Al día siguiente, puntuales y presurosos Juanita y sus amigos acudieron al lugar de reunión. Esta vez, después de los debidos saludos, Antonio tomó la palabra y comentó:
- Tierra, hoy la profe de ciencias nos enseñó que, además de lo que nos has dicho sobre el cambio climático, también la lluvia ácida causa grandes estragos. Cuéntanos qué sabes sobre este fenómeno, por favor.
- ¡Felicitaciones Antonio! Tienes una excelente profesora de ciencias. En efecto muchos de los gases que van a la atmósfera se forman por la erupción de volcanes, incendios forestales y la combustión de carbones, gasolina, petróleo y ACPM en las calderas y motores. Algunos de ellos contienen azufre y nitrógeno que al juntarse con el agua de la atmósfera se convierten en unos ácidos muy fuertes, especialmente el ácido sulfúrico y el ácido nítrico. Estos compuestos vuelven a la tierra unidos al agua de las nubes en forma de lluvia ácida, contaminando los ríos, los mares, la vegetación, las cosechas e inclusive las ciudades, contribuyendo a los desequilibrios en el medio ambiente que antes vimos.
- Y, ¿cómo es eso de la destrucción de la capa de ozono? – preguntó Tobías.
- Respecto a la destrucción de la capa de ozono debo decirles que es la causa principal del deshielo de los polos y de muchos
efectos dañinos sobre los seres vivos. Sucede que el ozono, que es un compuesto químico familiar del oxígeno, se encuentra en la estratosfera formando una capa gruesa y se comporta como una sombrilla o escudo selectivo de la radiación del sol. Su efecto es selectivo porque permite que los rayos ultravioleta de tipo A (UV-A), responsables de la fotosíntesis de las plantas, lleguen a la tierra pero evita que los rayos ultravioleta de onda media, o tipo B (UV-B) nos afecten, produciendo daños en el sistema inmunológico, cáncer, cataratas, y envejecimiento de la piel. Igualmente afecta el desarrollo de árboles y cosechas, y la cadena alimentaria, al reducir el fitoplancton y zooplancton existente en la superficie de los mares y sirve de alimento de peces y especies marinas. Ustedes seguramente han sentido su presencia cuando en el mar o en las piscinas se han expuesto mucho al sol y se han dejado quemar la piel
–Y ¿Cómo se destruye esa sombrilla que tú mencionas? – indagó Pablo.
–Esa destrucción se presenta por la actividad de unos compuestos denominados colectivamente cloroflurocarbonos, un nombre muy complicado de leer por lo cual los llaman simplemente CFC. Otro compuesto que así actúa es el bromuro de metilo usado para combatir los hongos en las cosechas. Cuando ellos se evaporan dejan libres el cloro y el bromo que contienen y al mezclarse con el ozono lo destruyen, produciendo enormes agujeros en su escudo de protección. Debo admitir que los hombres están procurando solucionar este problema y algo se ha logrado, pero aún muy poco. – concluyó Tierra.
– Bueno, como ya empieza a llover dejemos por hoy nuestra conversación. Mañana estaremos contigo nuevamente – dijo Juanita.
Como siempre, cumplidos y presurosos nuestros amigos acudieron a la cita al día siguiente con numerosas inquietudes. Al llegar, saludaron amablemente, (porque en realidad eran unos niños bien educados) y preguntaron a Tierra cómo había pasado la noche. Con tono cansado, ella respondió:
- Realmente anoche estuve un poco incómoda, por culpa de Selene, que ustedes llaman la Luna, una diosa nieta mía. Ayer estuvo escondida un buen rato, tal vez ustedes se dieron cuenta, y eso me preocupó mucho. ¡Bien saben cómo nos preocupamos cuando los hijos o nietos se demoran en llegar! – terminó diciendo.
- En verdad ayer no vimos la luna, porque había muchas nubes pero, cuéntanos ¿Qué fue lo que le pasó? – preguntó Emilia.
- Ah, ¿entonces ustedes no supieron? Anoche hubo un eclipse y, en esas ocasiones, que no corresponden a sus comportamientos normales me da angustia de que algo más grave le ocurra y no vuelva a salir.
Luego de una corta pausa retomó el tema diciendo:
- En general ella no me causa dificultades y por el contrario me colabora mucho, por ejemplo, cuando ilumina mis noches en las horas en que Helios o sea el sol, su hermano, me abandona y me deja en la oscuridad. Otra de sus grandes colaboraciones consiste en que su fuerza de gravedad, en conjunto con la del sol, actúa sobre los océanos produciendo mareas altas en las playas, llamadas Pleamar o, al contrario, mareas bajas (Bajamar), con importantes efectos sobre la navegación y el comportamiento de las especies marinas y la pesca. Esas fuerzas de gravedad también actúan sobre muchos comportamientos de los humanos y demás seres vivos, según los diferentes ciclos lunares. Si quieren conocer cómo aprovechar estas influencias, les sugiero que estudien estos ciclos y sus características. – concluyó Tierra.
- Ahora me toca a mí el turno – dijo Tobías cambiando abruptamente de tema – ¿Por qué crees que aprovechar la madera de los bosques te hace daño si uno puede resembrarlos y beneficiarse de sus innumerables bondades? En realidad ¿no crees que los ecologistas a veces son muy exagerados y enemigos del progreso y de los empresarios?
- Bien, vamos por partes. – Dijo Tierra – Lo primero que debemos entender es que los bosques no son solo árboles y fábricas de oxígeno. Son también hábitat de muchas especies animales y vegetales, que conviven con ellos y al cortarlos o talarlos acabamos también con la vivienda, alimentación y el equilibrio de vida de todas esas especies. Lamentablemente es imposible reemplazar todo esto con siembras de pinos, eucaliptos o cualquier monocultivo, (como se denomina la siembra de una sola especie). Observen además que inclusive cuando se siembran las mismas especies que fueron taladas se cambia un árbol de cincuenta o cien años de vida por una planta pequeña, con una enorme pérdida en su capacidad de alimentación, abrigo, absorción de bióxido de carbono y producción de oxígeno, es decir, con un enorme desfase en su aporte al equilibrio atmosférico y vital. Estas son razones más que suficientes para no estar de acuerdo con estas explotaciones madereras.
Después de una corta pausa continuó su explicación:
- Naturalmente que más daño me hacen quienes no se contentan con destruir los bosques para desarrollar proyectos forestales y de producción agropecuaria o de minería, así sean legales, sino que además se apropian de los humedales y ciénagas que son ecosistemas fundamentales para el desove y cría de los peces y animales acuáticos y para evitar desastres por inundaciones y desbordamiento de los ríos.
- Pero, Tierra. ¿Tú dices que alimentas a tus hijos con tu sangre, con tu leche y con tu cuerpo: ¿Si no se puede tener ganados o cultivos, cómo se puede alimentar a la gente? – Preguntó
- Muy bien Emilia. En primer lugar, yo no he dicho que hay que acabar la ganadería y los cultivos. Lo que hay que hacer es realizar estas actividades en forma amigable y sostenible con el medio ambiente y en forma respetuosa con la naturaleza. Afortunadamente existen tecnologías para hacerlo, así como también existen propuestas sensatas y correctas para la explotación racional de los bosques. En lo que se refiere al daño producido por la ganadería, se los resumiré de la siguiente manera: – afirmó Tierra con actitud de conferencista…
- En muchas explotaciones ganaderas, las personas derriban una o más hectáreas de bosque, para alimentar una vaca o un novillo. Las praderas, en que se alimentan estos ganados, poseen poca capacidad de contribuir al equilibrio atmosférico, (mucho menos que el bosque que fue derribado) y además requieren fertilizantes, matamalezas, y controladores de plagas que alteran la calidad de las aguas subterráneas y superficiales. Por otra parte, los ganados erosionan los suelos o los compactan, contaminan fuentes hídricas y al eructar, a causa de su digestión, envían al aire altas cantidades de dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4) que, como vimos antes hacen parte de los Gases de Efecto Invernadero. Si sumamos la pérdida de oxígeno del bosque derribado y la contaminación producida por el ganado entenderán ustedes mi afirmación.
- Y las cosechas ¿porqué también afectan el medio ambiente – preguntó Tomás?
- En cuanto a la producción actual de alimentos vegetales debo confesarles que también me tiene muy molesta – afirmó tierra.
- Sepan ustedes que buena parte de estas producciones se está dando mediante una gran deforestación, rellenos de ciénagas y humedales, contaminación de las fuentes de agua, utilización de enormes cantidades de productos químicos tóxicos, ruptura del equilibrio biológico de las especies naturales y con daños severos en los suelos, enormemente erosionados en la actualidad.
- Pero, tú sabes que para alimentar la enorme población de seres humanos es necesario utilizar estos métodos de producción. – dijo Juanita
- Muchos lo justifican, usando tu argumento, Juanita, y hasta podría ser un punto a su favor (corrigiendo muchas de las técnicas empleadas para obtenerlos) si los alimentos producidos gozaran de una repartición responsable y equitativa para todas las personas y demás especies animales, como era al principio de los tiempos, pero eso como ustedes saben, hoy no ocurre.
- ¿Por qué ahora no se da una justa repartición de los alimentos? – insistió Tomás.
- Esta situación se da por los intereses de algunas personas y empresas que así actúan por razones tecnológicas, políticas, económicas y de mercado. En primer lugar, deben saber que al enorme despilfarro existente a causa de las pérdidas en la recolección, trasporte, distribución y consumo de los alimentos se le suman los grandes volúmenes desviados para fines diferentes a la alimentación humana, como la producción de combustibles o alimentación animal. A su vez el mercado hace que millones de personas no tengan la forma de adquirirlos por manipulaciones políticas o falta de dinero. Observen ustedes que a estas dificultades se le suma la mala calidad nutricional y toxicidad de muchos de los alimentos consumidos debido a su adulteración, al uso y/o abuso de agroquímicos para su producción y/ o transformación, a su pésima manipulación y transporte o por la contaminación con mercurio y otros metales como ocurre con los peces, entre otras causas.
- En este tema les sugiero que investiguen además acerca de los preocupantes efectos negativos que se derivan para la soberanía de las naciones e inclusive para su subsistencia a causa de la sustitución de semillas autóctonas o propias por semillas transgénicas que son producidas y monopolizadas por empresas transnacionales.
- Y, ¿qué opinas de la energía atómica y de los desastres nucleares de Chernóbyl, Fukushima y otros similares? – intervino Tobías
- Tu pregunta, Tobías, se refiere sin duda al mayor peligro para la existencia futura de la vida. No voy a detenerme en los enormes efectos letales, económicos y sociales que las tragedias que mencionas produjeron, porque espero que las estudien luego, ya que están ampliamente documentadas. Observen que en todos los temas que hemos tratado hasta ahora, hay una pequeña posibilidad de que la humanidad, y especialmente sus dirigentes en forma colectiva reaccionen y tomen medidas para revertir los daños o disminuirlos. En el caso de las detonaciones nucleares, esto no es posible ya que sus efectos y su destrucción no se dan paulatinamente y tampoco dependen solamente de accidentes, como ocurrió en los ejemplos que anota Tobías sino que están ligados a la soberbia, agresividad y conflictos entre los humanos. Ustedes saben que fanatismos religiosos, ideológicos, hambre, desertificación, ambiciones políticas e inmensas diferencias económicas están forzando hoy enormes migraciones, aportando de paso un peligroso combustible para adelantar una nueva guerra universal.
Luego de una pequeña pausa, Tierra concluyó:
- El poder destructivo de la energía atómica y nuclear es devastador y su uso, en muchos países que la poseen para fines militares depende frecuentemente de solo un hombre, un ser que en un arranque de fanatismo, odio y soberbia quiera resolver de una vez todos los conflictos con sus supuestos o reales enemigos, arrasando con ello la vida en el planeta. Ejemplos sobran de seres que afortunadamente no tuvieron en el pasado este recurso para lograr sus propósitos.
- Tierra: Qué te motivó a seleccionarnos para conversar contigo estos asuntos. ¿Qué pretendes con ello? – preguntó Juanita.
- Bien dijo Tierra con tono ceremonioso. Ustedes saben que en mi existencia ha habido cinco extinciones por diferentes motivos: vulcanismo, erupciones, choques con asteroides y factores climáticos. La que se aproxima tendrá como principal responsable al hombre y está mucho más próxima de lo que se imaginan porque, síntomas que hoy parecen leves tomarán una velocidad exponencial. En realidad, al hablar con ustedes solo pretendo que de ahora en adelante divulguen mis preocupaciones, para lo cual cuentan ya con mi autorización.
- ¿Hay alguna posibilidad de redención y que tus terribles presagios no se cumplan? – se apresuró a preguntar Pablo.
- Para responderles recurriré de nuevo a mis orígenes dijo Tierra. En los inicios de la humanidad otro dios, nieto mío y padre de dioses y hombres llamado Zeus dispuso que Hefesto ( un hijo de su hermana Hera) diera vida a la primera mujer, la cual fue denominada A ella le fue encomendada un ánfora sellada en que dormían todos los males que aquejan a los hombres; males que por su curiosidad dejó escapar, y hoy tienen a la humanidad al borde del suicidio colectivo. En aquella ocasión solo quedó en el ánfora una pequeña salvaguardia de salvación… La esperanza. ¡Después de tanto tiempo, sigue siendo lo único que les queda!
- ¡Desde aquel día Tierra no ha vuelto a hablar!