26 – Jairo Arango – Jarameo

Del color al blanco y negro

Si el blanco y el negro son la suma y la ausencia de todos los colores respectivamente, es obvio que cuando usamos el blanco y el negro sintetizamos toda la gama del espectro.

El blanco y el negro y todas las tonalidades que están entre ambos colores son un “todo” de una única cosa: la luz.

Creo que el color es el color. Parece obvio, y lo es. Un azul, es siempre un azul; pero lo que va del blanco al negro, es un sentimiento. La fuerza de los tonos, el volumen y la textura de los grises, el dinamismo de las imágenes y nuestra propia imaginación, que nos impresionan y generan una gama de emociones y sentimientos que evocan o tejen historias por la composición de esa descripción hecha con luz, que es la fotografía.

Con una fotografía en blanco y negro creo que podemos lograr una mayor profundidad en la expresión de lo que queremos transmitir a los demás o a uno mismo.

En una fotografía en colores cada color es un protagonista de sí mismo. En cambio, en una fotografía en blanco y negro, aunque también hay tonos protagónicos, se forma un conjunto aparentemente de lo mismo que nos transporta a un todo armónico que puede configurar una imagen evocadora de remotas o próximas memorias que acentúan soledad, alegría, tristeza, grandeza, pequeñez, melancolía, armonía, conflicto, modernidad, antigüedad…

El blanco y el negro son colores de un mundo de percepción interior, el de las sombras, el de lo profundo, el de lo íntimo, el de nuestros fantasmas.

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