25 – Rafael Valderrama Hernández

Recuerdo de la Guerra Civil Española. Guernica – 1937

Nació hace 72 años en Sogamoso, Boyacá, asiento ceremonial de sus ancestros muiscas. Diez de esos años los pasó estudiando en la Universidad Nacional de Bogotá, en donde se graduó como Ingeniero Agrónomo en 1975, profesión que le permitió desempeñarse como entomólogo en el Centro Internacional de Agricultura Tropical de Palmira durante dos años.

En 1977 le propusieron trabajar como docente de Entomología Médica del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia. Desde entonces vive en Medellín.

En 2007 se jubiló como Profesor Titular, después de 30 años de experiencias y satisfacciones compartidas con un grupo de colegas docentes y con una juventud que estudiaba medicina, enfermería, bacteriología, salud pública o entomología médica. Por dos años actuó como Jefe de su Departamento; fue fundador del Grupo de Entomología Médica y cofundador del Grupo de Ofidismo y Escorpionismo de la Facultad de Medicina, pioneros en su campo, con aportes importantes en el conocimiento.

La búsqueda de razones que le permitieran explicarse aspectos de su saber que le rondaban, por dos años incursionó como estudiante de Historia de las Ciencias en la Maestría de la Universidad Nacional de Medellín. Sus trabajos y publicaciones se encuentran consignados en libros, revistas y memorias de eventos y congresos nacionales y extranjeros.

Hoy disfruta del goce pagano, hedonista y epicúreo. La lectura crítica, la poesía, el cine, la fotografía, el Jazz, la Bossa Nova, el Flamenco, el Tango, los viajes, el cultivo de orquídeas y las tertulias  con familiares y amigos, complementan su labor como asesor de algunas instituciones regionales y nacionales. Es miembro activo del Club del Jazz de Medellín en donde ha presentado varias conferencias sobre el Jazz y su relación con otras expresiones artístico-musicales como la poesía, el flamenco y la música brasilera, indagando sobre sus orígenes y puntos de encuentro.

Asiste y participa en el Taller de escritores de la Cooperativa Médica de Antioquia, COMEDAL, desde mayo de 2016.

El bombardeo de Guernica fue un ataque aéreo realizado sobre esta población española el 26 de abril de 1937, hace 80 años, en el transcurso de la Guerra Civil Española, por parte de la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana, que combatían en favor del bando sublevado contra el gobierno de la Segunda República Española.

Guernica, símbolo de los fueros vascos, tenía antes del ataque una población de unas 5000 personas, a las que habría que añadir un gran número de tropas, que se retiraban para preparar la defensa de Bilbao, y refugiados que huían del avance de las tropas franquistas.

Las motivaciones del ataque han sido objeto de polémica durante mucho tiempo, pero la mayoría de los historiadores que han investigado el tema defienden la tesis de que “la intención del bombardeo era destruir Guernica”.

  • Fecha: 1937 (1 de mayo – 4 de junio, París)
  • Técnica: Óleo sobre lienzo
  • Dimensiones: 349,3 x 776,6 cm
  • Categoría:  Pintura

La pintura es el reflejo fiel de una época y de unas luctuosas y dramáticas circunstancias. Formo parte del Pabellón Español en la Exposición Internacional de París, de 1937. El motivo que impulsó a Pablo Picasso a realizar la escena representada en esta pintura fue la noticia de los bombardeos efectuados sobre la villa vasca que da nombre al lienzo. El cuadro no contiene ninguna alusión a sucesos concretos, constituyen un alegato general contra la barbarie y el terror de la guerra. (Foto y apuntes tomados de Wikipedia).

Rafael Valderrama, nos presenta su versión poética de tal evento:

Guernica

 … gritos de niños gritos de mujeres gritos de pájaros gritos de flores

gritos de ladrillos gritos de muebles de camas de sillas de cortinas

de cazuelas de gatos y de papeles gritos de olores que se arañan…

Picasso

 Uno

Mira…, viene la gente de allá hacia donde vamos. Paremos un instante y meditemos. Déjame reposar mis quejas en tus quejas.

Deja que pase la gente y voltea tu mundo al mundo de mis ojos.  ¡Deja…, deja que pase la gente…!  Deja que lloren los niños y que el llanto acuse su desgracia.

No detengas a esa mujer, déjala seguir con su preñez a cuestas. Poco nos importe donde parirá a su hijo. ¡Déjala seguir…! Son ellos y ya vienen; nosotros vamos. ¡Déjala seguir…!

Dos

Ven. Siéntate y sueña. Imagina que son pájaros los aviones. Aquellos pajarillos que cuando niña cantaban contigo en tu casa campesina. Abre los ojos, mírales y sueña…Paremos un instante. ¿No ves que la gente viene de allá hacia donde vamos?

Escucha…, es el río herido de cañones. ¡Cuántos hombres lloraron en sus tumbas y pusieron margaritas en su orilla!

¡Cuántos hombres vivieron su propia muerte…! ¡Cuántos fusiles apuntaban a sus pechos…! Mas, abre tus oídos que el río pasará sin llamarte, sin llamarnos.

Tres

El cielo es azul y el rojo cubre el verde de los campos pisoteados de botas. Despreocúpate. Nada nos importan ni el río ni los muertos.

Ven, sentémonos. Arribaremos al festín de los cuervos y quizás les cambie mis granos de arroz, que he contado tantas veces, por parte de su botín.

No es frío lo que sientes. Es el ¡Ay… de las balas al chocar contra el corazón del hombre…! Mira, se me ha perdido un grano…

El mundo está sórdidamente solo y allá de donde vinimos esa soledad siembra tristezas en las puertas de las casas.

Mis manos…, ¿las sientes?, han matado por no dejarse cortar y, ahora entre las tuyas, no liberarán un mundo ni te conquistarán un cielo.

Pero…, ¿lloras? ¡Deja a ese hombre, déjale pasar! Si se le cayó su pierna…, ¡que se arrastre! ¡Déjale pasar!

Cuatro

Hay tantos pájaros en el cielo y al sol lo cubren las nubes. Ni las espigas son amarillas ni tus labios me han besado.

Dejemos que pase la gente, sin que nos incumba su paso. Ven, siéntate. Son muchos y los veremos pasar a todos.

No, no nos inmutaremos con su paso.  Que desfilen los tísicos, los raquíticos, los poliomélicos, los que no tienen un grano de arroz para compartir con los cuervos.

Y los tuertos, los mancos, los ciegos, los cojos, los heridos, los muertos, hombres y mujeres y niños a cuestas, en vientres o en espaldas. No nos inmutaremos con su paso.

Oigamos su llanto y asumamos que no tienen hambre, ni sed ni frío, que somos justos, y dejémoslos pasar. Son ellos y vienen… Nadie les salvará de existir o de morir.

Cinco

¡… Miento…! ¡Déjame gritar que añoro la paz de los campos, de las palomas, del hogar; la paz de los cielos azules y las esperanzas verdes! ¡Déjame gritar que quiero ver mis manos encallecidas por el arado y no por el machete, que… que no puedo verlos…!

Que soy ciego, que soy manco, que tienes hambre, que tienes sed, que nosotros somos ellos. ¡Déjame llorar contigo rendido de dolor!

¡Mira, ellos van hacia allá de donde vinimos!