22 – Editorial

Cuba: De “crear muchos Vietnam”
a promover acuerdos de paz en Colombia

Quién iba a creer que Cuba, que antes servía de plataforma para crear muchos Vietnam en América Latina, incluida nuestra patria, ahora era el centro de las negociaciones para terminar el conflicto más largo y uno de los más violentos del hemisferio occidental. Si bien nuestra guerra actual tuvo principalmente causas internas, también es cierto que con el tiempo se inscribió en lo que se llamó la “guerra fría”.

Visité a Cuba un poco antes de llegar Obama. Entre la población común y corriente había un ambiente muy positivo a esa visita. La gente la valoraba con esperanza de grandes cambios en el horizonte. También positivo era el ambiente hacia las negociaciones de paz que se realizan en La Habana. Se apreciaba el orgullo de los cubanos por estar aportando más que un grano de arena a la reconciliación de los colombianos.

La visita de Obama y la inminente firma del acuerdo de La Habana seguramente van a ser pasos sustanciales hacia la terminación de esa guerra fría. Nuevas realidades se abren en el mundo que seguro influirán en todos los aspectos de la vida de los seres humanos. Y naturalmente incidirán en la cultura por venir.

Fue Cuba escenario para estimular la lucha armada en nuestro país. Y ahora es escenario para ponerle fin. Así es la historia, no como nosotros queremos verla sino como ella se desarrolla de acuerdo a leyes y realidades cambiantes y a veces ajenas a la voluntad humana.

En Cuba no hablé con nadie de “rango superior” sino con el pueblo raso. Hablé con la gente en parques y plazas, en taxis, buses, en la calle y en el campo. Entré a varias casas y me alojé en ellas y no en hoteles. Conversé con jubilados que reciben una pequeña mesada y con empleados y desempleados disfrazados que venden pan en las calles a las 11 de la noche y con aquellos que andan con collares de ajo gritando en las esquinas a las 5 de la mañana en espera de ganarse algo para el sustento. Hablé con los que se sienten orgullosos de su sistema y con quienes muestran reparos a algunas cosas o a todo; con los que sin ocultarlo compran gasolina y alimentos “por la izquierda”, o sea, de contrabando, y le dicen a uno que todo mundo le roba al Estado la gasolina y otros productos que venden a precios más baratos; con las jineteras del malecón de La Habana, algunas tan jóvenes que me confesaron que llegaron a tener carnet de la Juventud Comunista hasta hacía poco. En casi todos veía un gran nivel cultural y mucho conocimiento histórico y geográfico, tan diferentes a aquellos en otros países que no están interesados en lo más mínimo por conocer sino el mundo que los rodea. No vi pordioseros, indigentes ni gente vestida lastimosamente como en mi país, aunque algunos tienen una mentalidad pordiosera pidiéndole al turista ropa o zapatos.

La campaña contra el zika es intensa en Cuba. Miembros de las fuerzas armadas cada semana fumigan todas las casas y construcciones. Según me contaron los fumigadores, los casos positivos eran dos provenientes de Venezuela y detectados en el aeropuerto. Los mercados oficiales para los cubanos se ven lúgubres y mal surtidos, en la calle se observan “cuentapropistas” vendiendo raquíticos bananos, frutas de mala calidad o repollo rayado, aunque no me enteré de gente que se acostara sin comer. El rebusque, esa economía subterránea que trae tantas contradicciones y desigualdades, florece por doquier y en muchas áreas. Al turista lo tratan de ordeñar sin miramientos y con argucias y se lanzan sobre él para ofrecerle esta vida y la otra. No igual que en Cartagena o San Andrés, sino en una forma muchísimo peor.

El amor por su país, por sus héroes de la independencia y la revolución se expresa en mucha gente, conocen su historia y la valoran. Como valoran a los extranjeros que contribuyeron a la historia cubana, como Hemingway y el Ché.

Los cubanos que tanto han padecido esa maldita guerra fría y que ven con esperanza su fin próximo, saben que uno de los reductos de esa confrontación subsiste en Colombia. Por eso apoyan sin reservas el acuerdo de paz que está próximo a firmarse en su capital. ¿Qué vendrá después del fin de la guerra fría para Cuba y para Colombia? Serán otras condiciones, se presentarán otras formas de enfrentar las nuevas contradicciones, pues esta guerra puede acabarse, pero jamás desaparecerán los conflictos, inherentes a la sociedad.

Y de esto soy más consciente cuando recuerdo aquellas calles de Cuba en los barrios populares con música de reguetón a todo volumen, porque la gente del común no oye son cubano ni danzones ni cosas por el estilo, ni mucho menos a Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.

Jairo Trujillo M.

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