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Magela Boudin,
una escritora obsesionada con los géneros cortos
Edelmiro Franco
La ganadora del Premio Hispanoamericano de Cuento, “Gabriel García Márquez”, Magela Baudoin, es una obsesionada de los géneros cortos y fulminantes, para incomodar y provocar desde sus historias al lector.
“Tengo una conciencia muy fuerte del lector. Quiero desplazarlo, incomodarlo”, fueron las palabras de la escritora boliviana después de recibir el premio de 100 mil dólares, que entrega el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia.
Baudin busca que sus lectores sean inteligentes, lentos, “capaces de volver atrás en la historia, de detenerse, de rayar lo escrito con tal de encontrar las pistas sueltas y de encontrar los objetos ocultos”.
“Me gusta -dijo- la buena literatura, que no esconde, sino que deja cosas abiertas. Esas que en apariencia quedan olvidadas, pero solo requieren observación”.
En el discurso al recibir el galardón literario recordó que sus lecturas iniciales “son iguales a las de todos los demás: Sandokan, las historias del rey Arturo, el fantasma de Canterville”.
“Yo estudié periodismo -dijo- pero en realidad la tuve fácil: mi padre era un narrador fabuloso. Me leía a Flaubert, a Víctor Hugo, y de paso mi abuela recitaba fabulosamente poesía de Rubén Darío o de García Lorca. Ese derrotero desordenado de tantas lecturas y mucha oralidad me llevó a no tener un padre literario, sino muchos”.
De hecho, la influencia de sus padres fue tan grande, que su trasfondo creador y su estilo quizás viene de esos primeros años, aunque luego influyeran en ellas las lecturas de Silvina Ocampo, Tabucchi, Isak Dinesen o Borges.
Baudin, de hecho, ha sido fundadora y coordinadora del programa de Escritura Creativa de la Universidad de Santa Cruz, y se formó en Venezuela y Bolivia en el área de comunicación.
“Yo jugaba a la literatura. Deformaba los clásicos en la memoria. Hoy, no sé si los leí de verdad o él me los contó. Si eran cadáveres exquisitos, cuentos por terminar, o algo real que me sucedió y leí”, relató.
Por eso, quizás, aprecia “cuando el lector juega porque es claro que si lo hace es porque también le ha propuesto el juego el narrador. Me gustan esas búsquedas con un propósito, me gusta el ritmo y la oralidad”. Y eso, precisamente, hace con La composición de la sal: jugar y retar”.
“Me gusta el cine y la música. Me contaminé de géneros y de lo humano que está en América Latina, de esa saturación de lo que se ve en todos lados en nuestra América Latina, pero que no es nunca tan evidente”, aseveró.
Para ella los seres humanos “estamos entrenados para definir las cosas. Pero para eso está la literatura: para contar las cosas que no podemos comprender bien. La gente se merece una mirada distinta, que lo haga quedar impactado, que le haga disfrutar que le mientas”.
En el ejercicio del periodismo, Baudin, aprendió la clave de su libro ganador, La composición de la sal: a mirar debajo de los pliegues, a construir historias que obliguen a mirar más allá.
“Es como en la película Ladrón de bicicletas -apuntó-, esa gran historia del neorrealismo italiano, cuando para comprar la bicicleta la familia empeña sus sábanas. Sin una sola palabra se evidencia, en una sola imagen, que hay muchas más familias que han hecho lo mismo que ellos.”
Algo similar es lo que la escritora boliviana pretende con sus libros, es decir que “una imagen diga mucho. Que uno sea capaz de emprender la pobreza, la magnitud de la tragedia, la desesperación, con una imagen”.
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El chileno Mauricio Electorat
defiende su narrativa política e histórica
El escritor chileno, Mauricio Electorat apuesta por una narrativa histórica y política para recrear hechos cotidianos que se presentaron durante la dictadura y hacer un aporte a la memoria desde la literatura.
Electorat estuvo en Bogotá como finalista del II Premio Hispanoamericano de Cuento, Gabriel García Márquez con la obra Alguien soñará con nosotros, una serie de relatos recreados en su adolescencia y juventud durante la dictadura militar de Augusto Pinochet.
El escritor chileno, quien en Santiago de Chile en mayo de 1960, estudió Periodismo y Literatura en la Universidad de Chile, y en 1981 se trasladó a Barcelona, donde se licenció en Filología Hispánica por la Universidad Central.
Su primera novela, El Paraíso tres veces al día, fue publicada en 1995, ganó dos importantes galardones chilenos y la segunda, La burla del tiempo, el prestigioso Premio Biblioteca Breve 2004.
Esta obra fue seleccionada en la lista de los 100 mejores libros en lengua castellana de los últimos 25 años que en 2007 confeccionaron 81 escritores y críticos latinoamericanos y españoles.
“Alguien soñará con nosotros, son historias de la adolescencia, que fue la mía, de grupos de jóvenes que se ven enfrentados por diferentes motivos y razones, todas ellas de forma inesperada, pero todas en el contexto de la violencia, de la dictadura de la época”, explicó el escritor al autor de esta nota.
Según Electorat, “son cuentos bastantes negros, llenos de humor, son anécdotas de juventud, humor, encuentros y de locuras. Cuando se es adolecente se hacen locuras, y cuando se está bajo la dictadura, se hacen más locuras”.
Ahora que el escritor tiene 55 años, irrumpe para recrear el pasado remoto, el de la dictadura militar y lo “hace encontrarse con ese sujeto que fue y ese sujeto es otro. Es histórico, es recrear el ayer de la dictadura”.
En estos relatos el escritor usa el humor y la parodia, porque son cuentos llenos de olor, calor y situaciones ridículas al mismo tiempo, que se dieron en la cotidianidad en plena adolescencia del escritor, que a sus 13 años vivió la llegada de las botas militares al poder.
Recordó cómo un par de “chavales, de críos, de jóvenes que se ven en un puerto al norte de Chile con unos marines franceses, y en uno de los bares los marinos les proponen entregarle armas para que derroten a Pinochet”.
Historias como estas son las que el lector encuentra en la obra de Electorat, pero con un contenido histórico y político, esa es la esencia de la obra narrativa de este profesor de literatura en las universidades chilenas.
“Yo soy -dijo- un producto de mi propia historia, como todos nosotros y mi historia tiene que ver con eso, la de un chileno que tenía 13 años cuando se dio la dictadura de Pinochet. Toda mi adolescencia transcurrió bajo esa dictadura y mi juventud también”.
Para Electorat, sus relatos que presentó en este concurso literario en Bogotá, es una “manera de recuperar el tiempo perdido y de traer el pasado al presente y descubrir el que fuiste y descubrir los que fuimos, el país que fuimos”.
“Las generaciones más jóvenes que no vivieron la dictadura están volviendo a unas temáticas mucho más intimistas, en donde las coordenadas sociales y políticas, tienden a borrarse”, explicó.
Cuando en el diálogo con este periodista el escritor aborda la actualidad política de Chile, en el 2015, en la era de la post-dictadura, cuestiona a los socialistas que llegaron al poder, porque fueron construyendo su propia casta política.
En su opinión, “Chile ha hecho un esfuerzo por transformarse en un país democrático desarrollado, por ser un país mejor, con la coalición que ocupó el poder hasta el día de hoy, de centro izquierda”.
La nueva clase política ha logrado avances importantes en diferentes sectores sociales y económicos de Chile, pero hay otras en “donde todo está por hacer”.
“Creo que hay una especie de autosatisfacción de esta gente que heredó el poder de Pinochet y. ya es una casta política incrustada en el poder que se ha vuelto una casta conservadora. En Chile ya se habla de una clase política, cortada por completo de la ciudadanía, del hombre y de la mujer común y corriente, de la gente de a pie. Esto me parece bastante peligroso”, concluyó.