Escribir poesía: algunas ideas que pueden ayudarte
Lo subjetivo de la poesía
Hace unos días charlando con mi amigo Antonio Royuela coincidíamos en que escribir bien o mal es casi tan relativo como ser o no un buen padre. Lo cierto es que lo único que le pedimos a la poesía es que nos toque la fibra, esa donde residen nuestras emociones más profundas. Es por eso que un poeta que para mí puede ser imprescindible para alguno de ustedes no signifique gran cosa. Esa es, creo una de las magias de la poesía, o quizás de la literatura, que permite que obras muy diversas ocupen lugares especiales en la vida de los lectores.
Dicho todo esto sería muy pretencioso dar una serie de consejos acerca de cómo escribir poesía si partimos de la base de que la escritura es una necesidad auténtica, que se despierta en la mente de una persona que persigue un fin especial. Porque esto significa que en cada autor el fin varía y por lo tanto el objetivo de la poesía lo hace.
A decir verdad la poesía es uno de los géneros más subjetivos, y su calidad varía según los ojos que la miran, más que de las manos de quien la escribe. Es probable que no podamos decir si existe buena o mala poesía; lo que sí podemos decir es si nos conmueve o no.
Al margen de esto, sin embargo, también podemos darnos cuenta cuándo hay más trabajo de fondo en el hacer literario: esto podemos notarlo porque aparecen juegos más intensos del lenguaje. A mi entender esto es lo que deberíamos buscar como autores y es lo que vuelve realmente valiosa la creación poética. No debemos preocuparnos tanto por escribir bien, sino por aprender a darle a las palabras un peso nuevo. Sobre eso estoy preparando otro artículo que espero veo la luz prontito.
Para quién escribimos
Esta es la pregunta fundamental que todo amante de las letras debe hacerse. La razón de la escritura es el motor que nos mueve a elegir este arte como medio para decir lo que sentimos. Es conveniente que esta semilla provenga de un trabajo interno; escribimos no por el deseo de mostrarnos, sino porque hay algo que bulle dentro de nosotros y la única forma que tenemos de entenderlo es escribiéndolo.
Una de las consignas a la hora de escribir es hacerlo para nosotros mismos y no para los demás. No es que esto deba ser seguido de forma estricta, pero creo que es lo ideal. Bueno, a decir verdad, lo ideal es que todo lo que hagamos sea en primer lugar provechoso para nosotros; al margen de que nuestro trabajo pueda alegrarle o cambiarle la vida a alguien.
Espacio de trabajo
La inspiración no es un mero concepto es, un estado a través del cual podemos explorar mejor nuestras habilidades. En la escritura contar con un lugar agradable y tranquilo para trabajar puede ser vital, para ir al encuentro de la inspiración. Cuando escribimos tenemos que sentirnos a gusto; sin presiones, a fin de que nuestra cabeza pueda trabajar con todo su potencial.
Virginia Woolf hablaba de la importancia del cuarto propio y fue quien acuñó este concepto tan popularizado como la representación clara de las necesidades de las escritoras (para salirse de su rutina y sentarse a escribir con la cabeza fresca). La necesidad de un espacio donde estemos a gusto, en el que sintamos que estamos en casa, no obstante, no es exclusivo de las mujeres, también los escritores necesitan ese rincón para experimentar la escritura con toda la serenidad *de que sean capaces.
Cuadernos compañeros y lecturas necesarias
Nunca sabemos en qué esquina nos va a asaltar la inspiración así que lo ideal es siempre llevar con nosotros una libreta o algo donde anotar esas ideas que aparecen como pájaros y que, si no las atrapamos a tiempo, corremos el riesgo de perderlas.
En lo que respecta a la lectura es importante tener presente que no podemos dedicarnos a la escritura y no leer. La lectura es parte indivisible de la creación literaria. Es cierto que en general tampoco nos interesa porque la mayoría de los que escribimos descubrimos el gusto por las palabras a través de la lectura, sin embargo es importante recordarlo.
Un poeta se va haciendo, construyéndose a través de sus lecturas y experiencias. Por mucho que hayamos comenzado a escribir en la infancia necesitamos del trabajo de otros para alimentarnos y crecer y para dar lo mejor de nosotros mismos. De hecho, una buena forma de sentarnos a escribir poesía es leyendo previamente algunos poemas de autores que nos gusten, así podemos empaparnos de lo maravilloso y llegar a exponer una idea de la mejor forma que podemos.
Por último cabe mencionar que hay algo que no elegimos y es la sensibilidad con la que miramos el mundo. Los que nos sentimos atraídos por la poesía tenemos una forma particular de percibir el mundo; no debemos dejar que esta forma auténtica de entender las palabras se borre en pos de la corrección o por perseguir un determinado estilo. Es fundamental que no perdamos la frescura al escribir y que asaltemos la literatura, sea el género que sea, siendo nosotros mismos.
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Artículo publicado en Poemas del Alma. Publicado por Tes Nehuén el 17 de diembre de 2014:
http://www.poemas-del-alma.com/blog/taller/escribir-poesia-algunas-ideas#ixzz3MH5ObMR2
(Nota: Se agregaron algunas comas, y se corrigió el “queísmo” –experimentar la escritura con toda la serenidad *de que sean capaces).
Para enfatizar lo comentado en el artículo, recuerdo las palabras de Emily Dickinson: “Si tengo la sensación física de que me levantan la tapa de los sesos, sé que eso es poesía”.
Georges René W.