Colombia, noviembre de 2015 – No. 20
Paloma de la paz de Picasso
Camino de La Patria
Carlos Castro Saavedra
Cuando se pueda andar por las aldeas
y los pueblos sin ángel de la guarda.
Cuando sean más claros los caminos
y brillen más las vidas que las armas.
Cuando los tejedores de sudarios
oigan llorar a Dios entre sus almas.
Cuando en el trigo nazcan amapolas
y nadie diga que la tierra sangra.
Cuando la sombra que hacen las banderas
sea una sombra honesta y no una charca.
Cuando la libertad entre en sus casas
con el pan diario, con su hermosa carta.
Cuando la espada que usa la justicia
aunque desnuda se conserve casta.
Cuando reyes y siervos junto al fuego
fuego sea de amor y de esperanza.
Cuando el vino excesivo se derrame
y entre copas vida se reparta.
Cuando el pueblo se encuentre y con sus manos
teja él mismo sus sueños y su manta.
Cuando de noche grupos de fusiles
no despierten al hijo con su habla.
Cuando al mirar la madre no se sienta
dolor en la mirada y en el alma.
Cuando en lugar de sangre por el campo
corran caballos, flores sobre el agua.
Cuando la paz recobre su paloma
y acudan los vecinos a mirarla.
Cuando el amor sacuda las cadenas
y le nazcan dos alas en la espalda.
Sólo en esa hora
podrá el hombre decir que tiene patria.
Páginas doradas
j. Arturo Sánchez t.
El día que podamos abrazarnos en el prado,
tranquilos un rato y decir:
¡Se terminó la guerra!
Se escucharán las páginas doradas
de alguna sencilla canción sobreviviente.
Humedeceremos nuevamente los labios,
peinando los cabellos de una mañana joven
con esa palabra pequeña, blanca, suave,
que estuvo perdida en Babel
de las trincheras.
Y por un territorio de papeles recogidos,
sin este olor a pólvora y carne quemada
que llega con sal por las rendijas;
al final de la tormenta se abrirán
todas las puertas.
Seremos como el viento en el paisaje,
cantando un interregno entre la hierba
recién nacida
y fresca.
[Enviado por Hugo Vélez desde Madrid, España]