Tomás Andrés Ochoa | Raúl Jaime Gaviria
Raúl Jaime Gaviria Vélez
Medellín, 1967. Poeta, novelista, editor, traductor y crítico literario. En su labor como traductor ha vertido al castellano los libros “La sencilla malta” del poeta indio Sudeep Sen (Editorial Aark Arts, Londres, 2002) y “La desnudez antigua” del poeta chino Cai Tianxin (Editorial Universidad de Antioquia, 2002).
Es director de la revista temática de pensamiento, arte y poesía “Asfódelo”. Hace parte del colectivo de poesía: “La Buerta de los poetas”.
Actualmente es colaborador habitual del suplemento literario El Nuevo Siglo de Bogotá y ocasional del suplemento Generación de El Colombiano.
Ha editado los libros de poesía “Ciclo natural” (Ojo Editorial, 1992), “La cruz de Maroro” (Ediciones Asfódelo, 2002), “Permanencia en los signos” (Ediciones Asfódelo, 2004), “Los ojos del beduino” (Ediciones Asfódelo, 2005) e INCONVERS.O.S. (Ediciones Políti Kamemte Incorrectas, 2014).
Ha publicado artículos literarios y reseñas en diversos periódicos.
Durante cinco años desempeñó el cargo de traductor oficial del Festival Internacional de Poesía de Medellín.
(NOTA: Raúl Jaime estuvo como autor invitado en la reunión de Plumas y Voces del mes de abril)
* * *
Al centro
del círculo
un único habitante
a todo fuego
a toda noche
en viva trasmigración
a toda palabra
hacia el silencio
Me asalto a mí mismo hacia la noche
en un irrefrenable éxtasis de locura
hilvano un collar de presencias
y me ato al primer árbol
ahorcándome con la joya recién construida
Belleza y muerte en un solo acto.
Resurrección
A Gonzalo Arango
Resucita Gonzalo
esta noche de septiembre
abre las compuertas de la muerte
y sal a la vida
aquí mismo
en este lugar de la noche.
Resucita Gonzalo
y juntos
démosle el adiós definitivo
a las iglesias
a las viejas iglesias de toca y mantilla
y a las que desde la comodidad de los nuevos púlpitos
pretenden mancillar la pureza de la poesía.
Resucita Gonzalo
esta noche de septiembre
y contigo
que resucite también la humanidad del poeta
y que retorne la vida y la algazara
a las calles de ésta, tu Medellín
que a solas sin ti ya no es la misma.
Resucita
¡Oh! tú, santo de la nada
y que contigo resucite la cálida compinchería
con sus conversaciones de bar hasta la madrugada
y sus pleitos por un verso
y sus delirantes jornadas de ebria poesía.
Resucita hoy mismo
y devuélvenos
al poeta pobre
al profeta
que al pan le decía pan
y al vino, vino.
Líbranos para siempre
de los mercaderes
que empacan la poesía
en frasquitos tetrapak de todos los colores
y luego se la venden a las multitudes.
Resucita Gonzalo
esta noche de septiembre
y ve a tocar la puerta
de aquellos que dijeron ser tus amigos
ve y diles que has vuelto
y escúpelos en la cara
como se escupe a los traidores.
Resucita esta noche de septiembre
¡Oh, querido Gonzalo!
resucita de la nada
y subviértelo todo.
Te lo pedimos
desde aquí
desde este lugar de la noche
que en vez de estrellas
hoy se puebla de hombres y mujeres
neófitos amantes de la nada
que con la luz de un fuego nuevo
y una nueva poesía
saldrán a iluminar las calles
de tu Medellín amada y odiada
que luego de tu resurrección
jamás se sentirá
sola de nuevo.
Escuchando en un bar a Adriana Varela
El perfume ronco de su canto
en medio del schock de copas
y la sensación de que la poesía se desliza
por las cuerdas de su voz
como un ninja asesino
Si yo fuera capaz de dar un alarido
en medio del estrépito de las conversaciones,
de la altisonancia de las gangosas voces alcoholizadas
gritaría: ¡basta ya cacatúas, escuchen a Adriana Varela,
ella sí que tiene algo importante que decir!
Pero como sostenía Claudio Rodríguez
uno no es poeta todo el tiempo,
y es bueno que así sea,
Lo que soy yo,
al menos por hoy,
me conformo con ser un parroquiano más
que se toma sus tragos
y chacharea con sus amigos
pasando olímpicamente de Adriana Varela.