19 – Miriam Trujillo Silva

Juan Manuel Roca | Miriam Trujillo Silva

Abro los ojos y una luz desaparece
yo simplemente te recuerdo
Inevitablemente pienso en tu boca
Mi mano está cansada de andar sola
Mis días no se abren ante tu ausencia
Mis poderes sobrenaturales se reducen a un deseo:
Cerrar los ojos en mi cama y abrirlos en la tuya
No puedo resolver la distancia ante mi corazón que deja de ser manso
Con el amor derramándosele de tanto presentirte

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Una vez te vi, pero en un sueño
Me mirabas como si me conocieras desde toda la vida
Yo sólo pronunciaba tu nombre como única posibilidad
Y mis lágrimas rodaban pensando que eran trozos de mar
¡Qué fijación!
El mar
Debe ser un buen recuerdo o un anhelo

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Hoy no tengo ojos
Hoy no te veo
Hoy no me reconozco
Hoy se cierra un telón que creía que eran mis párpados
Las lágrimas sólo eran agua estancada de la lluvia de ayer
Mi corazón está en calma
Estoy segura de que esto no es un sueño
Sólo existen tus ojos apoyados en mis manos
Sólo mis rodillas sufrirían por tu amor
Y el único cansancio se estancaría en mi cintura

Quiero abrir las ventanas de mi rostro y encontrarte para siempre
Quiero que el mar cierre sus puertas y que tu casa sea la mía
Quiero dejar de presentirte
Quiero
Sólo quiero

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la locura cuelga de mi boca
como baba al recordarlo
soy el deseo husmeando sus pensamientos
esperando a que aparezca sorpresivamente
con un secreto para mi y a mis espaldas

¡cuánto lo siento dentro de mi carne!
me bato a muerte con mi cuerpo
no soporto que él lo quiera más que yo
mi boca entera es una baba que enloquece por sus besos

duerme bajo mi sexo criminal e incondenable
y yo lo quiero encerrado en mi pecho
y adherido a mi piel sin temores
y quiero también que enero dure para siempre
como un pacto de sangre

Atardeció un poco frío el día
y dejó de serlo
simplemente pasó de largo
dejándome el deseo servido en la mesa
y el café sin probar
esperé a que la mañana oscura se cansara de la lentitud
y se convirtiera en un calor sofocante en medio de la lluvia
y yo en cauce profundo inundado por la tormenta
en donde aparece usted
como relámpago
a sacudir con furia mis huesos

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Diez de la noche
a lo lejos su figura
que advierte
la lejanía de las tasas de café

Nueve de la mañana
me despierta el teléfono
y no es usted
terminó la mañana sin novedad

Ahora son las 2:07
la tarde empieza
los intercambios de silencios me confunden
y lo que me dice me duele

Mi mirada acuosa en permanencia
me roba la dignidad
los labios me tiemblan y se deforman
mi rostro se extiende y se comprime

Tengo sueño
un solo sueño
el frío me dejó en vela
y la tarde es una sala de espera