¿Debemos ser ajenos al mundo que nos rodea?
Grecia, cuna de la civilización occidental, está en el centro de las preoucupaciones mundiales. Los poderosos tratan de torcerle el pescuezo a la nación helénica. Y esta se levanta con dignidad y masivamente apoya a su nuevo gobierno. Y los poderosos se ven obligados a negociar.
En Colombia, el proceso de negociaciones de La Habana está en su momento más crítico. Unos bombardean sin importarles las vidas humanas y el desplazamiento de centenares de seres indefensos. Otros utilizan los explosivos como su arma principal, afectan especialmente a la población y al medio ambiente. Los enemigos de la paz se carcajean y se frotan las manos.
Toda la sociedad colombiana se estremece y se define. Hay quienes claman por más sangre. Por su lado, la comunidad nacional e internacional clama por el desescalamiento que conduzca al fin del conflicto.
Mientras tanto, hay quienes están sumidos en su mundo interior, metidos en su burbuja de sentimientos hermosos. Nada les importa el mundo exterior. Olvidan que el mundo exterior determina el interior, aunque este influye poderosamente sobre el otro. Actúan sin importarles nada de lo que pasa fuera de su propio ego. Es la mejor manera de vivir una vida insípida y sin importancia.
Hay, por otro lado, intelectuales, escritores, artistas, historiadores, gestores culturales, periodistas y gentes del común que no son ajenos a estas realidades.
En este número de la revista publicamos una pequeñísima muestra de opiniones sobre la realidad colombiana. De esa que está en juego para su futuro.
William Ospina, Daniel Coronell, Gonzalo Arango, los nadaístas de hoy, expresan su punto de vista sobre la guerra que padecemos desde hace años. Muchos escritores, historiadores y artistas se están pronunciando en estos días. En el marco del Festival Internacional de Poesía de Medellín se celebra la II Cumbre Mundial de Poesía por la Paz y la Reconciliación. Del 5 al 10 de octubre, la Academia Colombiana de Historia realizará el XVII Congreso Colombiano de Historia. Su eje central será “la paz en perspectiva histórica”, como lo dice en su convocatoria.
El futuro de Colombia está en juego. Una parte de Europa trata de buscar un destino diferente al capitalismo salvaje. Ser indiferentes a esta realidad es hacer lo del avestruz cuando esconde su cabeza.
Adenda. El acuerdo en La Habana del 12 de julio en que las dos partes se comprometen a desescalar el conflicto es un paso trascendental. Revive la confianza de la comunidad nacional e internacional.
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Como siempre, incluimos una crónica de Luis Tejada, el gran cronista de principios del siglo XX. Fue él inspirador de esta quijotada que se llama Gotas de tinta. Como se llamaba su columna en El Espectador de la época.
Jairo Trujillo M.
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