18 – Georges Weinstein – Libro

María Cecilia Muñoz Galeano | Juan Felipe Jaramillo
Luis Fernando Macías | Georges Weinstein Fernando López Rodríguez

palabrasalbordedelamor

ISBN 9789585856752

Editorial: Hilos de plata editores

Presentación: Próximo 15 de abril, miércoles 6:30 P. M.

Biblioteca Pública Piloto – Auditorio, Torre de la Memoria

Georges René Weinstein V.

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Ni el tiempo me quitó tus marcas 

Lavé absolutamente todo.
Hasta el lecho donde posaste tú
lo rocié con cal y mil conjuros.

Todo fue depurado centímetro a centímetro
bajo la inquisición de los jabones.
Era sangre lo que brotaba de mis manos
al restregar mi rabia contra el piso.

Se diluyó tu esencia,
los vapores se esparcieron
y quedó tu nombre aprisionado.

Mas, cuando abro la puerta
y me detengo absorto,
todos los recuerdos tuyos
me vuelven a embriagar.

El gran amor que nos obliga 

Quiero escribir el natural soneto
con el que pueda destacar el nombre
de la dulce mujer que por un hombre,
se entrega con amor sabio y discreto.

Ella guarda en el vientre su secreto
que no lleva siquiera sobrenombre.
Y no existe torrente que la asombre,
si mana en su pecho ávido y coqueto.

Mujer que da sin muestra de premura,
y con las gotas frescas de su seno,
amor, calor y cantos de ternura,

y en el mes que llega de noveno,
esa huella de amor que la apresura
brota como una espiga de centeno.

Seremos dos estrellas 

Soy el eterno solitario
que no acierta
las palabras para amar.

Tras el tiempo,
que resuena con sus pausas
orientando el universo,
mis átomos errarán en una estrella
y los tuyos en un lucero blanco.

¡Quedaremos frente a frente,
así, amor,
para mirarnos siempre!

Anclado en puerto 

El marinero vuelve
para decir adiós
y desertar de nuevo,
pero templas las amarras
y lo aprisiona la promesa
de tu dique abierto.

Tus horas son sus horas,
y las noches el camino
que señaló tu nombre.

Pasarán los días,
se olvidará del viaje,
y el barco
se fundirá en el muelle.

Otro poema 

Tan solo
una señal
que me regales
será razón
para intentar
otro poema.