Entrevista con Nicanor Restrepo | Santiago Gamboa
Jesús María Dapena | Mamu | Adonaís Jaramillo
El humamoto: Especie en progresión
Una extraña conjunción entre lo humano y un aparato mecánico que en nada se parece a la armadura pasiva medieval, ha venido ahora en unidad indisoluble a sembrar el terror en el espacio urbano.
Máquina e individuo se han fusionado para mostrarse al máximo. Esta simbiosis, distinta al centauro de la mitología es mudo, ante la interpelación de la cultura.
Con la muleta verbal de “yo hago lo que me da la puta gana” propia del orgánico primario, responde desafiante, potenciado por la versatilidad del aparato con cuya prótesis se complementa. Ahí tenemos un verdadero autómata; una especie de monstruo, asocial y agresivo, capaz de producir todas las violencias.
Estos especímenes destilados en la cultura de la competencia y codicia que los tomó como símbolos y vitrina, son verdaderos monstruos que no tienen otro propósito distinto que el de hacer daño y mostrar su poder desplazándose en cualquier dirección a la velocidad de vértigo, exhibiendo sus piques y cabriolas sin importarles el daño que puedan causar con su conducta.
Las señales urbanas ya no son suficientes para contenerlos ni la humanidad proclamada para adecentarlos; el esfuerzo civilizatorio que se empeñó en construir comunidad, leyes sancionatorias, apelaciones religiosas, no cuentan para esta nueva tribu urbana.
La máquina que es por supuesto neutral y es usada por mucha gente de manera adecuada como herramienta de trabajo y con sujeción a las normas, no opera lo mismo para el alienado que la acciona en poderosa simbiosis como arma dura para producir terror urbano, como este humamoto, deformación social exacerbada por la cultura del mercado.
De su mano invisible, la ciudad se puebla de estos individuos que se afirman en la debilidad de las instituciones, produciendo terror e impotencia.
La institucionalidad aliada del mercado, poco actúa. Todos estamos amenazados por el humamoto.